VinylRoute

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«El Corresponsal Indie»
Eurovisión 2022. Parte 2

Crónica del Festival de Eurovisión. El viaje a ninguna parte (II).

Sábado 14 de mayo de 2022.

Mis hijos están viendo una serie juvenil en Netflix, tengo que pasar el mal trago de avisarles que en 10 minutos deben dejarlo porque empieza Eurovisión y no me queda más remedio que verlo para hacer mi crónica de VinylRoute. Me preparo para quejas, llantos e incluso palabras subidas de tono, me sorprenden gritando alborozados. Querían ver el festival y no se atrevían a decírmelo. Pienso en que quizás no les estamos dando la mejor educación.

21.00 Nos sentamos frente al televisor. Abro una botella de vino tinto para adormecer mis sentidos, me espero lo peor. Mi última experiencia eurovisiva se remite a los años 80 y a la famosa humillación de los “zero points” de Remedios Amaya. En ese momento, mi patriotismo sufrió un daño irreparable, no quise volver a ver el concurso para evitar sufrir terribles golpes en el orgullo de ser español. Bebo con ansia la primera copa de vino en busca del orgullo perdido.

Primer participante. República Checa. Eurodance despistado, la cantante no sabe donde está su colega y no hace más que repetir “Where are you know”. No le doy ni posibilidades. Abucheos en casa. Otra copita de vino.

Segundo participante. Rumanía. Joder, el título es en castellano. De entrada, se ganan mis simpatías. Cuando acaba la actuación se ganan mi desprecio, ¡Vaya pastiche! Si ganan, paseo desnudo por delante del Palacio Real enarbolando una bandera de la República. Abro una cerveza fresquita para bajar el calentón.

Tercer participante. Portugal. Las Tanxungueiras en triste. Necesito beber para olvidar.

Cuarto participante. Finlandia. El exceso de sombra de ojos si no eres Robert Smith es un crimen. Se cascan una canción a lo Roxette. Mainstream con aires indies, veo posibilidades.

Quinto participante. Suiza. Lucha a pecho descubierto con Portugal por la canción más triste del festival. Me siento mal y me pongo otra copa de vino. Hace calor y tenemos las ventanas abiertas, se oye a unos vecinos entregados al sexo de forma desenfrenada. Mi hija me pregunta que qué son esos ruidos. Le digo que una persona sufriendo un cólico nefrítico. Me dice que suenan dos personas distintas. Le miro con cariño y le digo que, entonces, serán dos personas sufriendo un cólico nefrítico.

Sexto participante. Francia. Un buen español no puede ir con los franceses, aprovecho para ir a mear. Oigo desde el baño ecos de una especie de aquelarre.

Séptimo participante. Noruega. No me extraña que sea uno de los países de Europa con mayor porcentaje de uso de antidepresivos entre su población. Si el clima no ayuda, sus representantes tampoco. Abro la segunda botella de vino. Miro a mis hijos disfrutar, bailar algunas de las canciones y animar a los que más les gustan. Tengo que hablar con mi mujer seriamente.

Octavo participante. ¿Azerbaiyán? ¿Armenia? No me he quedado con lo que ha dicho el presentador y no distingo la bandera. Canción que podría pasar por buena, pero insisten en meter unos coros que la estropean un poco. No creo que gane porque, con el lío de los nombres, la gente no va a saber a qué país votar.

Noveno participante. Italia. C. Tangana y Alizzz han vuelto al año 2018 y se han nacionalizado italianos. Apuro otra copa de vino y de los nervios me enciendo un cigarro. El siguiente es España.

Décimo participante. Mi Españita. Si tuvimos un imperio donde no se ponía el sol, podemos ganar Eurovisión. Mi hija se pone a bailar imitando a Chanel. Tengo que quitarla de Chiquirritmo. Espectacular actuación. He entendido peor la letra que la de los rumanos. Grito un ¡Vamos! a lo Rafa Nadal, corto el rollo a los vecinos que llevaban desde Suiza sin parar. Veo la victoria en la mano. Abro botella de champán y bebo un par de copas.

Undécimo participante. Países Bajos. Otra canción tristona. Pierdo la presencia de ánimo.

Despierto sobresaltado.

Décimo sexto participante. Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Me parece que mis hijos corean Kalinka, kalinka. Me aclaro la garganta con un poco más de champán. No consigo mantener los ojos abiertos.

Décimo noveno participante. República Democrática Alemana. Van muy a tope, una versión centroeuropea de Zapato Veloz y su Tractor Amarillo. Caigo dormido de nuevo.

Vigésimo primer participante. ¿Australia? ¿Austria? ¿Australia está ahora en Europa? Los desastres con los planes educativos no parecen exclusivos de nuestro país. Me sorprende que Palomo Spain sea el cantante de Australia, me parece una traición en toda regla.

Ronco hasta que mi hija me avisa de que empiezan las votaciones.

No perdemos la esperanza, la cosa no ha empezado como esperábamos, hay que confiar en la remontada. Nuestro jurado da los doce puntos Azerbaiyan, ¿Cómo podemos votar así a un país que no sabemos dónde está?

Escándalo mayúsculo, los franceses nos dan cinco puntos, con el cariño que siempre les hemos demostrado. Los rumanos cantan en español y nos dan un puto punto, ¡Vergüenza! Me doy cuenta de que la envidia es el combustible que alimenta los sentimientos de los europeos hacia nosotros.

Terminamos terceros en las votaciones de los jurados. Empieza el voto popular.

Ucrania recibe un voto masivo. Veo repetida la actuación y la canción es infumable, la solidaridad mal entendida. Quedamos terceros.

Espero que para Eurovisión Junior manden a la Corresponsal adolescente, yo me niego.

3 thoughts on “«El Corresponsal Indie»
Eurovisión 2022. Parte 2

  1. Jajajaja tú y tus crónicas. Me desmeleno. No vi Eurovisión, pero después de lo leído en tu crónica me alegro. Sí he visto la canción española, la han repetido hasta la saciedad en la televisión, y como tú dices de la letra ni papa, pero tiene marcha. Lo de Ucrania, para mí corto entender, solidaridad mal entendida. Sigue haciéndome reír y disfrutar.

  2. Indie, te has sobrado!!!
    Me he desmelenado!!!
    La mejor crónica sin duda del festival.
    Bien en verdad, que a medida que iba pasando la noche, se te iván complicando los países que actuaban.
    Habrá tenido algo que ver los vapores etílicos??
    Indie, si necesitas apoyo para que los gerifaltes te valoren, y se den cuenta de tu valía como cronista, no tienes más que comunicármelo.
    Tu incondicional.

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