“La Santa palangana”
Un Pingüino en mi Ascensor – Arqueología en mi jardín – 1989

TÍTULO DEL ÁLBUM: Un Pingüino en mi Ascensor
GRUPO: Arqueología en mi jardín
AÑO: 1989

Nos gusta lo excéntrico, lo singular, lo especial, lo memorable. Todos lo saben. Nuestras mentes perturbadas (son así, no lo ocultamos) hacen que cualquier anécdota propia o cercana sea utilizada para que en VinylRoute pueda vivirse un nuevo episodio esperpéntico.

Hace unas semanas, nos llamó nuestra amiga Begoña para comentarnos su viaje de trabajo a Roma. Bego es ingeniera y, aunque su trabajo le lleva a viajar por el mundo para supervisar máquinas, tiene como afición coleccionar objetos arqueológicos que encuentra entre las obras para la construcción de las plantas donde alojar nuevos portentos de la tecnología.

Sarcófagos, armas antiguas, máquinas de tortura y objetos mitológicos adornan su mansión en el centro de Madrid. Habitaciones organizadas por épocas y temáticas hacen alucinar a los pocos afortunados que invita a sus barbacoas.

–  Chicos, esta vez vais a alucinar. ¿Qué hizo pilatos después de condenar a Jesús?  – Begoña es así, disfruta poniendo a prueba la cultura del prójimo.

–  ¿Lavarse las manos?. – Le soltamos a la vez.

–  ¿Dónde se las lavó para limpiar su conciencia?

Silencio, ya empezábamos a estar cansados de las preguntitas. Interpretó correctamente nuestros pensamientos y se respondió a sí misma.

–  En una jofaina, un lavamanos, una pileta… ¡En una palangana!

El gerifalte del batín de seda perdió los nervios y salió de la sala a por una Mahou para calmar su ansiedad. Escuché abrir su lata mientras Begoña seguía hablando, pero mi cabeza ya volaba en otra dirección. Colgué el teléfono y me quedé mirando por la ventana mientras intentaba visualizar aquel objeto. Descolgué el teléfono y ordené que cambiaran la música que sonaba por los altavoces de las oficinas de VinylRoute. Unos instantes después comenzaban los acordes del tema “Arqueología en mi jardín” de Un Pingüino en mi Ascensor. Los inspiradores teclados de Mario Gil y la melódica e inimitable voz de José Luis Moro me ayudaron a ver las cosas más claras. Pedí que la pusieran en bucle.

Asomé la cabeza por la puerta de la sala de juntas para llamar al del batín de seda. Todo el personal bailaba desmelenado encima de sus mesas. No me sorprendió ver a mi socio mucho más relajado acompañado de su quinta lata de Mahou y pidiendo el Insta a todas las trabajadoras de la oficina (él no tiene Instagram). Hay que reconocerle que sabe gestionar perfectamente su salud mental. En eso es un maestro el cabrón.

Dejó por un momento sus ocupaciones y entro en la sala. Me puse frente a él y le dije: ¡Palangana!. Un segundo después empezó a disparar palabras aparentemente inconexas. Solo aparentemente, la tormenta de ideas había comenzado:

–  ¡Palangana, Vinylroute, fiesta, Roma, Baco, vino, Venus, mujeres exuberantes, tíos musculados, cerevisia, cerveza, vino, Alarmantiks, Pingüino!

–  ¡Aaaaaaaah!. – Cogí nuevamente el teléfono y pedí que me pusieran en videoconferencia con José Luis y Mario, una parte importante del gobierno de Vinylroute.

Minutos después, la cara de ambos apareció en la pantalla. Les llegó el sonido de su canción y vieron nuestras caras exaltadas. Las suyas eran una mezcla de miedo y curiosidad.

–  Chicos, salen para vuestras casas nuestros equipos de sastrería. Van a tomaros medidas para confeccionaros sendas túnicas de emperadores.

–  A nosotros no nos gusta disfrazamos. – Dijeron con cierto temor.

–  A ver, las hipotecas de vuestras casas, los golf turbo inyección y la granja clandestina de pingüinos las paga VinylRoute. No nos vengáis con monsergas. El 29, estrenáis atuendo en el escenario versionando “La gallina turuleca” con los Alarmantiks.

–  ¡Joder! eso sí que nos apetece.

–  Un, dos, tres…

–  ¡VinylRoute! – Soltamos todos a la vez y colgamos

No había vuelta atrás. Solo nos quedaba comprobar el resultado. Alea iacta est