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«Bajo el cielo infinito (Parte II)»
La Frontera – Nuevas Aventuras – 2000

TÍTULO DEL ÁLBUM: Nuevas Aventuras
GRUPO: La Frontera
AÑO: 2000

Bajo el cielo infinito (Parte II)

El océano Pacífico se extiende ante mí, un vasto espejo de agua que refleja el cielo dorado del atardecer. Detengo el coche en la playa, dejo que la brisa marina me llene los pulmones y cierro los ojos.

Mientras el motor se enfría, saco el móvil del bolsillo y marco el número del otro gerifalte, amigo y socio en mil aventuras. Él también está de vacaciones aquí, buscando algo similar a lo que yo he estado persiguiendo. La llamada se conecta rápidamente y su voz alegre me recibe con uno de sus habituales exabruptos.

—¡Cabronazo! ¡Joputa! ¿Dónde estás?

— En la playa. Acabo de llegar —respondo, dejando que el sonido de las olas le confirme mi ubicación—. ¿Qué tardas?

—¡Me doy la vuelta a los calzoncillos y estoy allí! Hay un chiringuito cerca con música en directo, allí es donde tocan luego nuestros amigos. Nos vemos en veinte minutos.

Cuelgo y dejo que el océano sea mi única compañía por unos minutos más. Luego, con un último vistazo al horizonte, arranco el coche y me dirijo al chiringuito. Es un lugar pequeño, con luces colgantes y una atmósfera relajada. Desde la distancia, escucho la música que flota en el aire, un contraste perfecto con el rugido del mar.

Como era de esperar ya está allí, con un tercio en la mano y su sonrisa burlona. Nos abrazamos, compartiendo un momento de camaradería. Como siempre, cuando se pone sobón, tengo que apartarle.

—Te veo relajado. La carretera te ha tratado bien, chiquitín. ¿Alguna anécdota interesante que deba contarse? —dice, entregándome una cerveza.

Nos dirigimos cerca del escenario, La Frontera ya está tocando. Nos sentamos en una mesa cercana desde donde podemos verlos sin ser vistos.

Poco después, dos chicas tejanas con sombreros se nos acercan moviéndose al ritmo de la música. Sonríen y se presentan. La conversación fluye de inmediato, pasando de lo trivial a lo profundo sin esfuerzo. Estas cosas nos pasan con cierta frecuencia cuando vamos envueltos en las camisetas mágicas de VinylRoute.

—¿Qué los trae por aquí queridos? —pregunta una de ellas con sus ojos brillando bajo el ala de su sombrero.

—Un viaje de descubrimiento —respondo levantando mi cerveza—. Escuchar buena música, beber cerveza, buscar respuestas y, quizás, algunas preguntas nuevas.

—Suena intrigante… —dice la otra amiga riendo—. Nosotras estamos aquí por lo mismo. La vida es demasiado corta para no explorar cada rincón y en el fondo todos somos culpables de un delito, no vivir la vida plenamente.

Casi nos caemos de la silla, había utilizado una de nuestras frases inmortales e infalibles.

Hablamos de todo, desde lo cómico hasta lo trascendental. Historias de la juventud, anécdotas de viajes y antiguos amores. Pedimos otra ronda de cervezas. Hay magia en el aire, una sensación de conexión y descubrimiento que no había sentido hace tiempo. Me doy cuenta de que este momento, esta convergencia de caminos y destinos, es parte del viaje que he estado buscando.

La noche avanza y la banda continua con sus canciones. Acercarnos a verlos tocar tan lejos de casa era parte del plan de viaje, pero las circunstancias mandan y les estamos haciendo poco o ningún caso.

Pero comienzan los acordes del tema «No vuelvas sin ella». La voz de Javier Andreu, el bajo y las guitarras de Harry Palmer y Toni Marmota acompañados por la potencia de Vicente Perelló a la batería hacen que la música se mezcle con nuestras palabras y risas. La canción es un temazo elegido como single oficial en la Eurocopa de 2000 compuesto por el propio Andreu y José Battaglio. Imposible no cantar el estribillo alzando los brazos.

Finalmente, el grupo termina su set y el chiringuito empieza a vaciarse. Una figura familiar se acerca a nuestra mesa. Su abundante melena y sus gafas oscuras son inconfundibles. Es Javier Andreu, cantante de La Frontera y viejo amigo nuestro. Su cara se ilumina con una sonrisa de sorpresa, nos ha visto saltar y cantar al final del show.

—¡No puedo creerlo! ¡Los VinylRoute! ¿Qué hacéis aquí?

Nos levantamos para abrazarlo, se palpaba la emoción. Javier se sienta con nosotros, y continuamos ahora con el bourbon, compartiendo historias como su entrevista y miniconcierto en Vinylroute, reímos y nos preparamos para disfrutar de su compañía. Javier vuelve al escenario y regresa con su guitarra y, con una sonrisa cómplice, comienza a tocar nuevamente alguna de sus canciones. La mesa se convierte en nuestra percusión improvisada.

Cantamos juntos, nuestras voces fusionándose con el sonido de las olas y la suave brisa marina. Las chicas tejanas hacían coros de dudosa armonía mientras sus sombreros se balanceaban al compás de la música. Hay algo profundamente liberador en este momento, una sensación de pertenencia y alegría que trasciende las palabras.

La noche continúa y, bajo el cielo estrellado, nos damos cuenta de que estos momentos son los que realmente definen el viaje. No es solo el destino, sino las personas y las experiencias que encontramos en el camino. Compartimos risas, canciones y sueños, sabiendo que, aunque nuestros caminos van a divergir nuevamente, esta noche siempre permanecerá en nuestros corazones.

Finalmente, el alcohol y el cansancio nos alcanzan y nos despedimos prometiendo volver a encontrarnos algún día, en algún lugar. Subo al coche, el eco de la música y las risas aún resuenan aún en mis oídos. Mientras conduzco de regreso, miro el horizonte y siento una profunda satisfacción. Bajo el cielo infinito, el viaje continúa, siempre adelante, siempre buscando, siempre encontrando algo nuevo y maravilloso en cada vuelta del camino. ¡Viva VinylRoute y todo lo que nos está haciendo vivir, coño!

PD curiosa: En un principio, la banda se haría llamar Las Muñecas Repollo, nombre que pronto fue sustituido por el título de una de las primeras canciones, La Frontera a sugerencia del crítico de rock Jesús Ordovás.

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