«Capitán Haddock»
Suede – Dog man star – 1994
GRUPO: Suede
TÍTULO DEL ÁLBUM: Dog man star
AÑO: 1994
Aunque este disco se publica en pleno periodo brit-pop, el Dog man star es un álbum poco britpopero. Se lanzó en 1994 pero por muchas cosas su sonido y estética casi se acerca más a 1974. Es un concept album cuyas canciones están ligadas con la misma savia vital y tiene un fondo musical entre glam rock y rock progresivo. No tiene tanto que ver con el álbum de debut Suede (1993) y menos aún con el siguiente Coming up (1996) más pop y comercial, si bien ambos buenísimos.
Tras el enorme éxito de su debut, Suede se podía permitir hacer lo que quería. Y eso es lo que hicieron. El resultado es este Dog man star, un disco diferente. Un trabajo mucho más oscuro, más denso, más sinfónicamente melodramático y más excesivamente emotivo que la música festiva y de borracheras de pintas en el pub que hacían sus coetáneos británicos. De hecho, en uno de sus temas cantan “I don’t care for the UK tonight”. Suede cultivaban además una imagen glam, que viene de glamour, más intelectualoide y artística que los demás. Eran los diferentes de la clase. Y el frontman Brett Anderson un dandy a lo, su admirado, Bowie, con su culto a la imagen y un gusto por lo teatral y excesivo.
Este disco lo marcó la separación entre precisamente Brett Anderson y el guitarrista Bernard Butler, los Morrisey y Johnny Marr de Suede, respectivamente. Si hablo de los Smiths no es casualidad, se sabe que Suede toman su nombre de la mítica canción Suedehead de Morrisey. Toda una declaración de intenciones para una generación cuya banda sonora juvenil habían sido los Smiths. Butler se distanció de la banda al estar más interesado en componer sagas de rock progresivo y no querer seguir la vida excesiva de sus colegas en las giras.
Y ese sentimiento de ruptura está presente en el disco y puede que llevara a Suede a dar lo mejor de sí mismos y a superarse en la creación artística, como ha sucedido en tantos otros casos de zozobras personales. Así, Brett Anderson sacó toda su emoción al grabar la pista vocal de The asphalt world justo tras haber leído que Butler criticaba su talento musical. Por cierto, ese tema contribuyó a agriar la relación de la banda, al querer el guitarrista una composición de 25 minutos con solos interminables de guitarra.
El disco habla de soledad, de esperas tras las ventanas en casas de la periferia londinense tan tristes como la de la portada, de luces de neón en la noche, de la atracción por vagar por la gran ciudad, de idealización romántica de mitos juveniles como James Dean, de celos insoportables, de coger el último taxi de vuelta a casa, de juergas con drogas baratas terminadas de cualquier manera. Son fogonazos de belleza y recuerdos de emoción en medio de banales vidas suburbanas.
También trata de amores juveniles por los que lucha Brett Anderson, aun sabiéndolos acabados, como en la bella The Wild Ones inspirada en Ne me quitte pas del belga Jacques Brel. “Y oh si te quedas/ perseguiré los campos mojados de lluvia/ brillaremos como la mañana/ y pecaremos bajo el sol/ Oh, si te quedas/ seremos los Salvajes/ corriendo con los perros hoy”.
Y no, la canción no está dedicada a Justine Frischmann, ex-guitarra de la banda y ex-novia de Anderson, al que dejó por Damon Albarn de Blur, al tiempo que creaba el grupo Elastica, que tendría su (breve) momento de gloria.
El Dog man star es un disco muy rico, con mil matices que se van descubriendo a cada escucha, aunque lleves haciéndolo ya unos cuantos años. Hay que escucharlo con cascos para no perderse un detalle. ¡Y que interpretación la de Brett Anderson! El álbum incluye temas más “sonido Suede” como su primer single, We are the pigs, o New generation. A notar el final de The Power, totalmente Bowie-esco con esos la-la-las que podría haber cantado Ziggy Stardust desde el espacio exterior.
Suede cierra con un gran final con Still life (Naturaleza muerta), que era en principio una canción simple para voz y guitarra y acabó siendo una sinfonía con una orquesta de 40 músicos, que enmarca una historia de soledades y de espera en vano a un amante que no llega. Es una canción, además de muy cinematográfica, de una extravagancia barroca, pomposa y exagerada sí, pero sobre todo maravillosa y el cierre que pedía un disco tan enorme como el Dog man star.