«El Corresponsal Espectador Anónimo»
Crónica del concierto de Duncan Dhu – 11/06/2025
GRUPO: Duncan Dhu – Mikel Erentxun
UBICACIÓN: Real Jardín Botánico Alfonso XIII (UCM)
FECHA: 11 de junio de 2025
… QUE VEINTE (x2) AÑOS NO ES NADA…
Me tomo prestado un verso (retocado) de uno de los tangos más célebres de la historia, “Volver”, compuesto en 1934 por Alfredo Le Pera y Carlos Gardel para ilustrar el hecho que supone celebrar aniversarios musicales como si tal cosa.
En mi caso, ni siquiera soy del todo consciente de que realmente hayan pasado ¡cuatro décadas! desde el debut de Duncan Dhu y de tantos otros que, afortunada y sorprendentemente, siguen en activo. Y ahí seguimos, coreando sus canciones como si viniéramos de escucharlas todos los fines de semana en nuestro bar de referencia… aunque bailándolas con menos agilidad.
El miércoles 11, segundo sold out consecutivo del bueno de Mikel en las estupendas Noches del Botánico. La tarde en Madrid con lluvias torrenciales y granizadas desproporcionadas hacía presagiar lo peor, pero poco menos de una hora antes del concierto, las nubes decidieron largarse y no aguar la fiesta.
Todo esto propició un pequeño retraso en la comparecencia de la estrella de la noche, ataviado con elegante traje negro y sombrero, cual Gary Cooper en “Solo Ante El Peligro” (“High Noon”, 1952), sustituyendo el revólver por una Gibson ES 335; aunque anoche no estaba solo, estaba muy bien escoltado por su banda habitual: Rubén Caballero a la guitarra, Mikel Azpiroz a los teclados, Fernando Neira al bajo y Karlos Arancegi a la batería (solo faltó el buen hacer de Marina – Repion – Iñesta a la guitarra).
Desde los primeros acordes de “Capricornio”, tema de apertura, el público ya estaba entregado, dispuesto a convertir la velada en un karaoke multitudinario durante los siguientes 90 minutos que, más o menos, duró el concierto. Tal como prometió en la presentación de esta gira, todos los discos y todas las etapas de Duncan Dhu tuvieron representación en el setlist, aunque fuera solo con un tema. Incluso dio cabida a otros como “La Herida”, incluido como un extra de uno de los recopilatorios de la banda, o “Cuando Llegue El Fin”, perteneciente al último trabajo hasta la fecha del dúo Erentxun-Vasallo
La primera parte del show fue más relajada, centrado en su repertorio de estilo más “americano”. Temas como “Salitre Y Sudor”, ejecutado en una sorprendente versión acústica, despojado de la dureza de las guitarras del original, o la stoniana versión que hicieron de “Mundo De Cristal”, despistaron inicialmente al personal.
La vitamínica “La Casa Azul” sirvió de cierre a la primera parte, despedida en falso incluida, con la mitad de los deberes sin hacer. Faltaban los clásicos entre los clásicos, los temas que catapultaron a Duncan Dhu a la primera división del pop hispano.
Tras un breve receso, Erentxun reapareció en solitario empuñando su guitarra acústica y se refirió por primera vez en la noche a su compañero y amigo Diego Vasallo (lo cierto es que Mikel durante sus actuaciones suele ser muy parco en palabras) para acometer el precioso tema “El Río Del Silencio”, compuesto por Vasallo, y, de paso, rememorar los continuos desencuentros con Paco Trinidad, productor de “El Grito Del Tiempo”, curiosamente su álbum más exitoso.
A partir de aquí, la banda fue encadenando hit tras hit: desde la primigenia y rockabillyera “Casablanca”, hasta una versión country de “Esos Ojos Negros” con los micrófonos dirigidos al público, para terminar con la irresistible triada compuesta por la genial versión en castellano de “Rose Garden-Jardín de Rosas”, y los dos himnos imperecederos de la banda, “Cien Gaviotas” y “En Algún Lugar”. Como no podía ser de otra manera, a esas alturas, el auditorio estaba completamente desatado y entregado, con ganas de más.
Una vez dado cuenta de todos lo éxitos del grupo, a nadie le hubiese sobrado alguno de sus hits en solitario (la noche del martes incluyó “Mañana” en el bis), como así ha sido en algunos otros conciertos de la gira. Bien es cierto que 25 temas es una ración más que generosa
Tras la despedida protocolaria, seguramente contagiado por la euforia que aún flotaba en el ambiente, Erentxun no pudo resistir la tentación de bajarse del escenario y mezclarse con el público para recibir de primera mano el cariño que ha sabido ganarse con sus canciones a lo largo de las últimas cuatro décadas.
Quien haya presenciado alguno de sus conciertos en estos últimos años, habrá podido comprobar que con el estado de forma y de voz que tiene actualmente, está prácticamente asegurada la celebración del medio siglo en los escenarios. Desde luego, con el repertorio que atesora, tanto a nivel grupal como individual, el éxito está más que asegurado. Y, por si fuera poco, aún sigue componiendo y sacando discos más que decentes.
Ojalá podamos seguir celebrando aniversarios tan energéticos y emotivos como este durante mucho tiempo.
Luis Guilló
Corresponsal Espectador Anónimo… más de cuatro décadas viendo, escuchando y sobre todo, disfrutando de la música.
A destacar el sonido perfecto del Botánico. Así da gusto ir a conciertos!!!
Por otro lado. Gran repertorio, con todos sus históricos…. Solo eché de menos dos frikismos: la canción de la botella y Sir D’Alancourt…
Una puntualizacio, el batería era Igor Telletxea, no Karlos Arancegui
Espectacular!!! Cierto que al principìo se acumularon muchas medio-tiempo/lentas, pero sabes lo que vas a ver…
La versión de «Mundo de cristal» fue lo más flojo para mí, pero el resto genial. Y el detalle de «El río del silencio», buff, los pelos de punta…