“LefaFest: el día que montamos un festival”
Un Pingüino En Mi Ascensor – Espanta Palomas – 2017
ARTISTA: Un Pingüino En Mi Ascensor
TÍTULO DE LA CANCIÓN: Espanta Palomas
AÑO: 2017
Todo empezó en la sala de reuniones. Los gerifaltes estaban convocados. Se comenzó por retirar el agua y los refrescos y rellenar las neveras de cerveza.
Entró el murciano, recién llegado de La Manga, agitaba su ibuprofeno en un vaso de tequila, y el del batín de seda portaba su bloc de anillas de los 90 donde escribía notas que luego no entendía.
– Hay que montar un festival este verano. Algo fresco, algo sexy, algo que se recuerde siempre.
Se inició una tormenta de ideas que rápidamente se convirtió en una ventisca de estupideces:
– ¿“Verano Perpetuo”?
– Demasiado flojo.
– ¿“Chiringuitour”?
– Parece una gira de monologuistas.
– ¿“Sol y Micro”?
– Joder, que feo.
Y entonces, habló el talento del batín de seda.
– Se acabó. Tengo claro el nombre. Lephasol.
– ¿Lepha… qué? -preguntaron varios a la vez.
-Lephasol. Una loción micelar para párpados. Me ha acompañado durante años de flirteo estival. Os juro que desde que me la pongo, me piden el Instagram en la cola del supermercado. Es mi crema solar de confianza. Bueno, técnicamente es una loción micelar para párpados, pero eso no ha detenido a mi sex appeal.
Abrió su neceser de lino y sacó el frasco. Leyó con solemnidad: “Elimina suciedad, lágrimas, secreciones secas y maquillaje de los párpados…”
– ¿Pero eso suena…? -preguntó tímidamente uno de los becarios.
– ¿A qué?
– A… “L E F A”. – Aclaró el murciano.
– ¡Exacto! -saltó el del batín de seda-. Es marketing emocional. Una palabra que no se olvida. Se mete en la cabeza… y se queda.
– … ya empezamos otra vez…
La sala quedó en silencio. Alguien tecleó “Lephasol” en Google y se desmayó al ver el prospecto completo.
Fue entonces cuando habló el murciano:
– Llamadle, que venga José Luis Moro.
Llegó con su vespa roja llena de adhesivos, gafas de sol sin cristales y camiseta de Pingüinos. Entró como quien ya ha vivido este tipo de caos creativo 4000 veces.
– ¿Qué nombre habéis elegido?
– ¡Lephasol! —dijeron todos a la vez.
José Luis suspiró, miró al techo y dijo:
– Esto es como lo de Facebook.
– ¿Eh?
– Al principio se llamaba The Facebook. Hasta que el de Napster le dijo a Zuckerberg: “Quítale el “the”. Solo Facebook. Es más limpio, más pegajoso, más universal.”
– ¿Y tú qué propones?
– Quitadle el “sol”. Dejadlo en “LephaFest”.
– ¿Y eso no sigue sonando a…?
– Precisamente por eso no se va a olvidar. Si tu abuela lo escucha y levanta una ceja, es que funciona. Además, suena a festival europeo. Es una idea genial, funcionará. Yo soy el experto en estos temas. Me siguen persiguiendo de Ryanair, los de Hornimans, los de La Piara y algún otro empresario desagradecido.
Y ahí no quedó la cosa.
José Luis, que ya tenía los ojos brillando se levantó, golpeó la mesa con una cucharilla de café y proclamó:
– Voy a escribir una canción.
– ¿Sobre qué?
– Sobre el prospecto. Todo. De la primera línea a la última. Quiero versos con “secreciones secas”, quiero el alma del Lepha Sol. Sacó su teléfono y tecleó un mensaje para Mario Gil.
Silencio. Luego aplausos. Alguien lloró. El becario pidió trabajar con Moro. El del batín de seda pidió su porcentaje y el murciano pidió unas marineras y unos michirones.
Entraron en la sala Mario Gil, Tara y cuatro sherpas cargados con los teclados y un equipo de sonido.
José Luis y Mario se miraron con complicidad y realizaron un anuncio con solemnidad.
-Para cerrar el evento os vamos a regalar este momento que os ayudará a comprender.
Comenzaron a interpretar “vuelo en Ryanair” como ejemplo de su marketing singular para disfrute de los presentes. De pie en sus sillas, todos los asistentes extendían los brazos y acompañaban con sus voces a José Luis y Mario.