“Tarantino nos plagió”
Loquillo y los trogloditas – Morir en primavera – 1988
GRUPO: Loquillo y los trogloditas
TÍTULO DEL ÁLBUM: Morir en primavera
AÑO: 1988
DISEÑO: José María Sanz y Susana Sáez
FOTOGRAFÍA: Fernando “el malagueño”
La primera vez que vi Pulp fiction (Tarantino, 1994) flipé. La cinta ha pasado a los anales de la historia del cine por mérito propio. Es indudable que sus diálogos, sus escenas de violencia, las actuaciones magistrales del elenco protagonista y la música lo merecen, pero con lo que de verdad aluciné fue con el baile que se echan en el Hawthorne Grill Vincent Vega (John Travolta) y Mia Wallace (Uma Thurman) al son del You never can tell de Chuck Berry.
Flipé porque yo ya había vivido eso en primera persona. Ocurrió en un pueblo con mar, donde ocurren todas las cosas bonitas. Ella tenía novio y lo había dejado claro. Yo, por tanto (ingenuo de mí), no aspiraba a nada con ella. Tan solo a pasar un buen rato. Entramos ya tarde en un garito en el que solo quedaban los más rezagados. El resto de la banda, más o menos emparejados o con ganas de estarlo, se acodaron a la barra o se sentaron en los lugares más oscuros. Ella y yo pedimos nuestro (llevábamos varios días haciéndolo) mini de lubumba y nos fuimos a la desértica pista (ya he dicho que solo quedaban los ultimitos).
En ese momento no fui consciente del poder de la música combinada con el baile, la juventud y el brandy con chocolate. Tiempo después, recordando, me di cuenta de que las danzas de apareamiento del urogallo, del pavo real o el puercoespín no tenían nada que envidiar a los movimientos sincopados, por momentos convulsivos, de los que hicimos gala esa noche uno frente al otro.
La pista, todo hay que decirlo, estaba regada por los licores que se habían derramado por el suelo a lo largo de toda la noche y hubo más de un amago de caída que si nohubiera sido porque solo existían un par de “colegas” echándose un baile, habrían provocado vergüenza y la más que posible interrupción de la exhibición. Pero no. No éramos más que dos seres humanos evocando las danzas tribales de los primeros sapiens (puede que hasta neandertales) en el amanecer de los tiempos, que se partían de risa al ver en apuros al otro.
Han pasado muchos años y muchos bailes, pero cuando oigo el lp Morir en primavera recuerdo y renace ese instinto atávico de la comunión entre música, danza y empatía primigenia.
El pincha o estaba cansado o en el baño con algún tipo de apuro y dejó puesto el por entonces nuevo disco de Loquillo. Sonó el ya mencionado Morir en primavera, La mala reputación, Todo el mundo ama Isabel, la hipnótica Rompeolas, pero fue, curiosa o supuestamente, con una canción de las consideradas menor, con Dioses, cuando la magia se hizo carne y baile. El aire cincuentón del tema se presta a disfrutarlo tipo twist, el saxo y el coro femenino, acentúa la tendencia y el ritmo de dumba barumba barum consigue el resto.
En mi memoria guardo esos minutos de encuentro con lo más profundo de nuestra animal humanidad. El ritmo, lo sé, lo llevamos impreso en nuestro corazón, en la propia gestación de la vida, en las olas que rompen en la arena, en la noche y el día. El universo es una sinfonía con la que muy de vez en cuando conectamos y nos encontramos como polvo de estrellas vibrando al son de algo mucho más grande. Esa noche conecté y formé parte de ese universo sinfónico. Esa noche, con cada acorde, con cada trago de lubumba, con cada mirada, dos cachorros humanos se desnudaron sin quitarse la ropa.
Me ha gustado muchísimo la crónica. El alcohol, la «amistad», el verano y la música, pero me ha parecido magistral la última frase: dos cachorros humanos se desnudaron sin quitarse la ropa. En cuanto a Loquillo siempre me ha gustado, tanto como altura tiene él.
Loquillo da la cara y te interpela desafiante…no hay engaño que valga.
Fantástica la crónica…en los pueblos sin más también ejerce su atávica función la música y el baile…no descarto que sea el que llaman lumumba… así…juntando bien los labios y arrastrando las sílabas…como invocando a alguna deidad africana…al fin y al cabo dicen que fue ahí donde comenzó la vida
La crónica guay!! La descripción de la noche del encuentro de los cachorros humanos me parece llena de detalles y alucinante.
Me he ido imaginando esa noche perfectamente. Lo he visto, lo he vistoooo
Loquillo también me mola y encima es incombustible, tanto su música, como su personaaaaa