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«A vida o muerte»
La Granja – Soñando en tres colores – 1988

GRUPO: La Granja
TÍTULO DEL ÁLBUM: Soñando en tres colores
AÑO: 1988
FOTOGRAFIA: Desconocido

Hoy me realizan una salvaje prueba médica y he decidido que quizá sería oportuno intentar ponerme a bien con Dios, Alá, Krishna o el que quiera escucharme.

Una cosa tengo muy clara: no puedo hacer un recuento exhaustivo de mis pecados si pretendo llegar a tiempo a dicha prueba.

Recuerdo el día en que mi madre -como siempre que tenía ocasión me recordaba- me pilló poniéndole una almohada en la cabeza a mi recién nacida hermana con la clara intención de asfixiarla. Pero no, no puedo pararme en detalles. Tengo que resumir, bien y mucho para optar a un hipotético perdón. Me pongo a ello:

– He sido un poco cabrón, más perro de lo aconsejable y, además…

Tal vez, sea el momento para plantearme si retomar mi hipocondría o dar gracias a Dios, Alá, Krishna o al que quisiera escucharme, por poder plantearme la posibilidad de retomar mi hipocondría o centrarme en la confesión.

No sé.

La prueba me va a llevar al límite. Vale que es un electrocardiograma, pero a mí me lleva al límite. Siempre aconsejo un carro de paradas cerca pues yo soy capaz de fibrilar. Es ponerme el primer electrodo y mi corazón se lanza a una absurda y desenfrenada carrera.

Mi médico siempre trata de calmarme. Me dice que la prueba es una chorrada y que de darme miedo, me tendrían que dar miedo los resultados. ¡Pues claro que es eso lo que me da miedo, gilipuertas! También, de cara a animarme si los resultados no son los esperados me cuanta cosas del estilo:

– ¿Sabe una cosa? –me pregunta retóricamente.

Pues sí, yo sé muchas cosas, pero cómo cojones voy a adivinar a qué se refiere, mameluco -pienso.

– Ya se ha conseguido reparar el corazón de ratones infartados incrementándoles, además, en un 125% la esperanza de vida. Aunque –advierte- esa terapia todavía no se puede aplicar a los humanos.

Le miro, incrédulo. No entiendo nada. Entonces ¿quién y para qué desea ratones tan sanos y longevos? ¿Walt Disney?

Mi siguiente imagen es un un quirófano. Yo tumbado en la mesa de operaciones. Goofy, vestido de cirujano y bisturí en mano, trajina sobre mi pecho abierto. Clarabella, la vaca, le seca el sudor. Pluto olisquea las vísceras que se reparten por el suelo y una decena de innominados y longevos ratoncillos centenarios dispuestos sobre el congelador que guarda la sonriente cabeza de Walt Disney, hacen extraños coros con voces temblonas y aflautadas.

No sé, quizá antes de pedir perdón por mis pecados deba dar gracias a Dios, Alá, Krishna o al que quiera escucharme por la vida que he llevado. Pienso durante unos minutos en algún tipo de oración apropiada, pero todas tienen un corte tan infantil que les va a terminar despistando y los agradecimientos se los adjudicaran a un chaval de siete años o a un retardado. Me decido por algo más gráfico –ellos y ella todo lo ven y todo lo pueden- y dibujo un gracias mental con bonitos y llamativos destellos de colores. Me sale en comic sans, pero bueno, lo dicho, ellos y ella todo lo ven y todo lo pueden y seguro que serán capaces de averiguar la autoría de la plegaria de agradecimiento.

Me arrepiento de lo que acabo de hacer. Les necesito atentos para la prueba y Dios, Alá y Krishna estarán muy ocupados descubriendo al autor del mensaje de agradecimiento como para mantener la atención que ahora requiero de ellos. Tal vez Buda… No, éste ni siquiera es un dios.

La camisa no me llega al cuerpo, me da miedo el electro y pienso en aquellos días en que lo único que alteraba mi corazoncito era escuchar un disco potente. Conseguía acompasar mis palpitaciones con la batería… ¡Qué pasada!

Aún recuerdo cuando oí por primera vez a La Granja y “sus chicos quieren diversión”. Me puse como una moto, vellos de punta y la emoción embargándome. Chap, chap, ¿Por quién doblan las campanas? y la increíble Que cerca veo el final.

¡Y qué cerca lo veo! En un par de horas me someteré a la terrible prueba. Si no salgo, me perderé lo nuevo de La Granja… ¡están grabando! Si no fibrilo, seguiré escribiendo para VinylRoute… No sé, quizá debería haber dejado una entrevista grabada para todos ustedes, pero ya no hay tiempo. La suerte está echada.

4 thoughts on “«A vida o muerte»
La Granja – Soñando en tres colores – 1988

  1. Te diría que tranquilo, pero odio que me lo digan, así que compartiré contigo lo que yo hago…empiezo a rezar lo primero que me viene a la cabeza hasta que pierdo el hilo y vuelta a empezar…en ese bucle pierdo la noción del tiempo.Y muy importante…nunca vayas hacia la luz…recuerda a los insectos.

  2. Vive Dios que como te entiendo!!!
    Qué prueba más horrible!!!
    Es lo que tienen los facultativos, les da por pedir historias y no piensan en las consecuencias… , a 325 las pulsaciones, pasas a ser un chaquetero en cuanto a tus creencias religiosas, ya que te da igual a quién te encomiendas, solo buscas lo osuro por aquello de que la luz no mola nada en estas situaciones…, En fin, muchísimo más agradable es escuchar las canciones de la Granja y darlo todo, si hay que recrearse en canción momento lento uno se recrea y está tan tranquilito, y si hubiese que pegar botes como si no hubiera un mañana porque la melodía lo demanda, se dan y esas pulsaciones son sanisimas para lo que viene siendo el cuerpo humano.
    Me encanta este grupo y me he desmelenado con la crónica del atacado!!!

  3. La madre que parió al cronista. Aún estoy llorando de la risa. Hipocondríaco no, histérico. Que bueno por Dios. He pasado un rato increíble independientemente de la Granja. Sigo llorando ???

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