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«No me gusta conducir, pero…»
Tom Petty – Highway companion – 2006

GRUPO: Tom Petty
TÍTULO DEL ÁLBUM: Highway companion
AÑO: 2006
PORTADA: Robert Deyver

Hay personas a las que les gusta conducir. A mí, no. Me aburre soberanamente. Cojo el coche a diario, piso embrague, meto marcha, desembrago y acelero mecánicamente buscando en la radio algo que me haga olvidar la triste rutina cotidiana.

Hay personas que se cabrean mucho en el coche. Tampoco soy de esos. Suelo ir tan desinflado que cuando me hacen una pirula, lo asumo y ni siquiera tiro de bocina mientras recorro el dial en pos de un par de notas que me impidan pensar en la cruel monotonía que es mi vida.

Hay personas que se maquean en el coche. He visto desde pintarse los labios o aplicarse el rimmel hasta (¡y no miento!) lavarse los dientes. Yo jamás me he escorado para mirarme en el retrovisor o he utilizado el espejo de cortesía para comprobar el estado de mi dentadura. Como mucho, busco hasta en Radio María unos acordes que me consuelen de la mediocridad aburguesada que corre por mis venas.

No me gusta conducir, pero cuando suena el Highway companion de Tom Petty es lo único que me apetece. Me calzo las gafas de sol, recoloco el retrovisor y hasta el sonido del motor se me antoja un suave arrullo que se acompasa con la circulación de la sangre por mis arterias, con mi respiración, con las ganas de tirar millas y poner rumbo al sur, en busca de desiertas carreteras. Desde el Saving Grace hasta el The Golden rose, las canciones me llevan, me transportan, me acompañan. Saco la mano por la ventanilla y, como en el viejo anuncio de televisión, imito el vaivén de las olas.

Con Tom Petty me gusta conducir. Con Tom Petty me gusta incluso parar a llenar el depósito, tomarme un café para llevar y, de nuevo acomodado en el vejículo, disfrutar de las rítmicas líneas discontinuas que separan los dos sentidos de la vía.

Siento la necesidad de viajar. De viajar, por ejemplo, al Cabo de Gata y hacerme uno con el desierto, con los parajes volcánicos esperando con avidez el momento de enfrentarme al cruce que enfrenta los caminos de Rodalquilar a La Negras, optar por el último y vislumbrar, por fin, el mar. Siento la necesidad de pisar el acelerador en ese último y virado tramo, entrar en el reducto de casas y plantarme en la Bodeguiya, pedir una verde (a la Alhambra la llaman allí así), acodarme en el barril que hace de mesa ya pisando arena y quedarme absorto contemplando el cerro negro.

Hoy es miércoles 20 de octubre. Por muchas ganas que tenga, no voy a seleccionar el Highwayhigh companion en mi equipo de entretenimiento (ahora llaman así al aparato que hace las veces de radio, móvil y navegador) porque sería capaz de mandar todo a la mierda, llenar el depósito, recolocar el retrovisor, calzarme las gafas de sol, ajustarme el cinturón, acomodarme en el asiento y, sin nada de equipaje, pensar un “AHÍ OS QUEDÁIS”.

No lo voy a hacer. Soy una mediocre y rutinaria persona responsable que seguirá conduciendo sin ganas, a destinos que me la traen al fresco, para luego volver a casa, preparar una frugal y tediosa cena, seguir viendo El juego del calamar y acostarme pensando si al día siguiente seré capaz de escuchar en el coche el Hiagh companion.

No me gusta conducir, pero…

2 thoughts on “«No me gusta conducir, pero…»
Tom Petty – Highway companion – 2006

  1. Buena crónica!!!
    No te sientas mediocre, no es necesario.
    Carretera y manta oyendo a Highway companion es mucho más atrayente que momento conducción sin ni un ligero acordé.
    Ánimo conductor aburrido, está en ti en hacer de la cotidianidad algo más interesante, poniéndole a cada momento la banda musical que te pida ese cuerpo serrano, no sé, o quizá de York, pero cuerpo al fin y al cabo.

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