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«El corresponsal Indie»
The Verve – Urban Hymns -1997

GRUPO: The Verve
TÍTULO DEL ÁLBUM: Urban Hymns
AÑO: 1997

Fracaso volumen IV. Amor cetáceo

Este sábado fue uno de los peores días de mi vida. VinylRoute publicó un homenaje a Enrique Urquijo con la colaboración de Julio Ruiz, José María Granados, Álvaro Tessa, Virginia Maestro, Santi Santos (que salió un momento del Cien x Cien al cruce entre las calles José Abascal y Santísima Trinidad para su versión de El primer cruce), Buena chica, Un Pingüino en mi ascensor y Miguel Planck.

He de reconocer que ha quedado soberbio y que la envidia me reconcome, yo no he podido aportar mi granito de arena. Ha sido un gran fracaso, las ballenas tenían otros planes (Fracaso volumen III).

La historia es triste, pero merece la pena ser contada. El sábado 20 de noviembre me planto en la casa de los gerifaltes para comenzar el adiestramiento de las ballenas, llevo un diapasón, el órgano de juguete que trajeron los Reyes a mi hija hace tres años y 370 kilos de sardinas parrochas que he conseguido a buen precio en Mercamadrid.

He pedido a los gerifaltes que me instalen un podio con atril al borde de la piscina, un buen equipo de sonido subacuático para que las ballenas puedan escuchar la canción y un grifo de cerveza. Cuando llego al lago-piscina me han instalado una silla amarrada con un pulpo elástico al lomo de la ballena hembra, un mp3 sumergible y una lata de Cruzcampo. Vamos, que me tengo que montar en una de las ballenas para empezar los ensayos. Pido al menos un traje de neopreno y unas bombonas, en Madrid la temperatura ha bajado mucho y no está como para meterse a pelo en el agua; por otra parte, tantos años de fumador secreto han afectado seriamente a mi capacidad para aguantar la respiración bajo el agua; además, si hago mucho esfuerzo se me escapa el pis.

El mayordomo suizo me trae un traje de neopreno del gerifalte del batín de seda; los pantalones me quedan escasamente por debajo de la rodilla, las mangas como si fueran francesas, los escarpines seis números más pequeños me obligan a andar a lo Chiquito de la Calzada. Me dice que no tienen bombonas, que use una bolsa de plástico para respirar bajo el agua. Ni me acerco a la Cruzcampo.

Con estos medios tan escasos me encaramo a la ballena hembra, han puesto velcro en la silla y en la espalda del traje de neopreno para evitar que con los vaivenes salga despedido. Hago sonar el diapasón para coger el tono, pongo ritmo samba en el organillo (he pensado darle un aire tropical a mi versión) y comienzo a tararear Voy a beber hasta perder el control. La ballena hembra debe estar sorda, no parece reaccionar; la ballena macho debe tener mejor oído y comienza a nadar alrededor de nosotros, cada vez más cerca. Empieza a emitir su canto, se frota contra la otra, el velcro me mantiene sujeto a la silla, pero los empellones me empiezan a desmontar las articulaciones. ¡Joder, se han puesto a follar!

El coito de las ballenas dura varios días, soy incapaz en todo este tiempo de despegarme de la silla, me alimento de las sardinas crudas. En un momento de desesperación, forzado por la sed, me bebo la Cruzcampo, varios kilos de una sustancia gris con un olor indescriptible cubren mi cuerpo; digamos que la eyaculación de las ballenas macho es como una manguera de bomberos sin control.

Desisto de seguir con su entrenamiento, pero las órdenes de los gerifaltes es que no me saquen de la piscina hasta que no esté grabada la primera estrofa. El viernes de madrugada, después de varios días royendo el pulpo, consigo liberar la silla y caigo a la piscina, voy a morir ahogado, mi carrera de corresponsal va a terminar en el agua, vestido de mamarracho y cubierto de esperma de ballena. En ese momento oigo claramente a la ballena macho cantar “Nunca he sentido igual una derrota” y de un golpe me saca de la piscina. Un pollazo me ha salvado la vida, jamás pensé que tuviera que hacer esta confesión.

Humillado y con el cuerpo destruido me libero del neopreno, en calzoncillos y con restos de ámbar gris me escabullo en la noche. Mi carrera como “coach” ha terminado de forma abrupta, pero en secreto guardo con emoción esa primera estrofa cantada por una ballena.

Estoy tan roto física y emocionalmente que no sé si hablar de un disco, más, sabiendo que mis fracasos son recibidos con división de opiniones. Pero el éxito y el fracaso son dos caras de la misma moneda. Fracasé y no pude participar con las ballenas en el homenaje a Enrique, pero conseguí hacer cantar a una ballena y sobrevivir a un pollazo propinado por un miembro de dos metros y ciento cincuenta kilos.

Esa dualidad es la que tiene el disco Urban Hymns de The Verve. Publicado en 1997 se situó durante varias semanas en el número uno de las listas británicas, contiene auténticas joyas como Drugs don’t work, Lucky Man o la maravillosa Bitter Sweet Symphony. Pero como el propio nombre de la canción adelantaba, la sensación fue agridulce, Jaggers y Richards (sí, los Rolling Stones) demandaron a The Verve por utilizar un sample de The Last Time, canción escrita por ellos. Un juzgado acabó decidiendo que la canción debía incluir en sus créditos a los dos Stones y que los ingresos obtenidos por la misma correspondían al 100% a Mick y Keith. Es como si te toca la lotería y cuando vas a cobrarla te atraca una banda de octogenarios comandada por Amancio Ortega.

Por cierto, he leído hoy en La Farola que los gerifaltes han sacado 4,5 millones de euros con la venta de esperma de ballena.

Me cago en mi puta vida, estuve dos días frotándome el cuerpo con piedra pómez para sacármelo de encima, literalmente tiré billetes de quinientos euros por el desagüe.

Gustavo Sánchez «El Indie»

7 thoughts on “«El corresponsal Indie»
The Verve – Urban Hymns -1997

  1. Tesón, tesón y tesón. Sin tesón no se alcanzan las metas propuestas. No vale derrumbarse por un simple pollazo; mira a Cicciolina ¿se quejó alguna vez?
    Por otra parte, deberías agradecer que es lo más cerca que has estado del sexo en meses sino años.
    Respecto al neopreno que me reventaste, no te preocupes. Ya hemos informado al departamento financiero y se te irá descontando de tu nómina en un cómodo y único plazo.
    Tesón…

  2. Indie me desmelenoooo!!!
    Yo creo que en este mundo ballenero acabas siendo un privilegiado.
    Quién ha tenido el placer de ver tan cerquita sus artes amatorias? Quién ha sentido su ADN de la manera que lo has hecho tú?
    Que quizá el proceso ha sido un poco largo? no te digo que no, pero la recompensa de ese cante hecho por el cetaceo ha compensado todos tus avatares. Vive Dios!!!
    Indie de nuevo me has hecho pasar un rato guay!!! Agradecida quedoooo

  3. No puedo más. El que es la polla eres tú, Indie. Me duele la tripa de reírme, mi imaginación ha hecho de las suyas imaginando tu peripecia sobre la ballena y cubierto de esperma de esta especie. Voy a ver si puedo leer algo más sin que me venga esa imagen a la cabeza. Genial 😁

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