“La importancia de llamarse Ernesto (o Las ardillas de Dakota)”
Las ardillas de Dakota – Posmodernia – 2020
GRUPO: Las ardillas de Dakota
TÍTULO DEL ÁLBUM: Posmodernia
AÑO: 2020
Barriga verde, poquita caca, chocho jierro… está Navidad me he refugiado en un pequeño pueblo de la “siberia” extremeña. Prefiero no decir su nombre y mantener su anonimato como él mantiene el mío. Ya llevo diez días aquí y no he tenido que firmar ningún autógrafo ni hacerme selfie alguno. En este pueblito no me conoce nadie y, por si acaso, ir vestido de judío ultraortodoxo también me ayuda a permanecer en el reino de lo ignoto.
A lo que vamos. Barriga verde. Así llamaban al abuelo de esta longeva saga. Al parecer, el individuo que ha prestado sobrenombre a toda la familia (Satur barriga verde, Onofre barriga verde, Verónica barriga verde…) fue apodado así por su falta de higiene. Esta cualidad, sumada a su sudoración excesiva, hizo que en su ombligo y alrededores creciera todo tipo de hongos, verdina y hasta musgo que mostraba orgulloso cuando apretaba el calor y se despojaba de la ropa para refrescarse en la alberca del tío Honorio.
Poquita caca. Marcó el destino de su familia. Era tan poca cosa el hombre que lo elevaron a lo mínimo: poquita caca. Simplemente genial aunque imaginamos doloroso para el resto de la familia. ¿Y tú de quién eres? De los poquita caca. Con este mote o te vas del pueblo o te condenas a ser un mindundi toda la vida.
Chocho jierro. Realmente, chocho hierro, pero ya sabéis cómo se las gastan lo castúos con las haches. ¡Qué decir de chocho jierro! La chica era de moral despistada y tras tres o cuatro affaires en el pajar se quedó con el emotivo alias que, como es costumbre, heredaron todos sus descendientes.
Y es que esto de los nombres no es nada fácil. Tienes un hijo, te compras un perro o quieres nominar a tus genitales (conozco a más de dos que lo hacen y hasta mantienen conversaciones con ellos) y ¿con qué nombre aciertas? ¿hasta qué punto influye el nombre en tu devenir futuro? Wilde lo dejó diáfano con La importancia de llamarse Ernesto.
Y si ya es complicado ponerle nombre a personas, animales o genitales, más aún ponérselo a una banda de rock. Y es aquí cuando nos preguntamos ¿por qué Las ardillas de Dakota se llaman Las ardillas de Dakota? Pues esta semana saldremos de dudas. Los madrileños se suben al escenario de Vinylroute para contarnos quiénes son, de dónde vienen y adónde van. Para contarnos si ha tenido alguna repercusión haber sido nominados a los Grammy latinos con Posmodernia, cómo ha sido grabar con Guille Mostaza (que de Alejandro Sanz para abajo ha producido a lo más granado de nuestro país) o por qué se han decidido a revisitar uno de los himnos del pop patrio: Metadona.
Mientras llega la entrevista estamos disfrutando de este EP de seis canciones entre las que nos han sorprendido gratamente En esta ciudad y Chica de California.
Las ardillas de Dakota no han perdido la frescura de finales de los 80 y han ganado en experimentación y en coqueteos con un indie (algún día escribiremos sobre este ambiguo término) reconocible, pero al mismo tiempo muy particular, con sello propio.
Aeeerr!
Como una cabrá el cronista. Como me hace reírme. Es genial encontrar en estos tiempos cosas que te hagan reír (mi nieta y muchas crónicas de VinylRoute). Gracias por estos momentos. Veremos la entrevista y el mini concierto. Por cierto, hoy es el día de los inocentes. Será verdad lo que nos cuenta el cronista o una gran inocentada? He ahí la cuestión
Estoy contigo Carmen H, no te conozco pero me gustan tus comentarios, el cronista es un cachondo, pero es bien cierto que en los pueblos pequeños, los motes suelen ser divertidos, originales y con frecuencia bastante ofensivos.
Aplausos a Vinylroute, que nos hace pasar muy buenos ratos y disfrutar de esa música que caldea el corazón y nos hace más llevadera esta pandemia de mierda que nos rodea, que Dios os bendiga.
Muy bien ese anonimato en ese pueblo de la «Siberia» extremeña. Estarás como una flor con tanto descanso anónimo.
Vive Dios, que cierto es que en los pueblos eso de los motes, es algo usual.
Los tres ejemplos puestos me han encantado, bien es verdad que me ha dado cierta pena el de poquita caca, si tuviera que elegir permitirme que me quede con cualquiera de los otros dos.
Caca y poca, no me apetece nada.
Esperando que llegue en breve las ardillas de Dakota….
Me he desmelenado con la crónica!!!