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«El Alemán»
The Smiths – The Smiths – 1984

GRUPO: The Smiths
TÍTULO DEL ÁLBUM: The Smiths
AÑO: 1984

“Llámame El Alemán”

Llámame El Alemán, o como me apodaron mis compañeros en el colegio, El Dóich.

Los mismos compañeros con los que comencé a escuchar en serio la música rock de mi época. Eran los años del lanzamiento de The Wall de Pink Floyd, Platinum de Mike Oldfield, Breakfast in America de Supertramp. En las grises tardes de invierno del valle del Po, nos reuníamos alrededor del estéreo Technics© de Silver para escuchar The dark side of the moon, Wish you were here, Tubular Bells, pero también las discografías de Genesis, Yes, Eagles, Led Zeppelin. En mi casa había algunos vinilos de mis padres que ellos ya no escuchaban: Ummagumma (siempre Pink Floyd, obviamente), Deep Purple in Rock, In-A-Gadda-Da-Vida de Iron Butterfly, Bridge over Troubled Water de Simon y Garfunkel, y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. En el tocadiscos sólo sonaba jazz y música clásica.

Cuando era niño, el primer vinilo que compré con el dinero ahorrado de mi paga fue Bookends de S&G, después de ver la película El graduado con Dustin Hoffmann. La canción que estaba buscando no era The Sound of Silence, sino Mrs Robinson. Y pronto, con la adolescencia, todo cambió. En el grupo tocábamos (yo tocaba la batería, mal, muy mal) la música de Pink Floyd, Deep Purple, Bob Dylan. Nuestros éxitos fueron “Hurricane”, “One more cup of coffee” y “Knocking on Heaven’s Door” en la versión más ácida (Herman’s Door) de Nina Hagen. Merece la pena escucharla:

Así era la Italia de los años 80. Todo pasó rápido, cambió en un instante, hasta nuestros gustos musicales. La revolución la trajo aquí nuestro bajista, que ya escuchaba bandas catalogadas como punk o casi punk, Sex Pistols, Devo, The Clash, The Police. ¡Ay!, lo que más lamento es haberme perdido The Police en la feria de mi ciudad, cuando eran casi desconocidos, y al año siguiente ya llenaban estadios. Mi primer gran concierto de rock fueron los Dire Straits en la gira que grabaron en el álbum en vivo Alchemy. Con Mark Knopfler y su famosa bandana. Knopfler, el ídolo de mi amigo Simon, el guitar hero de nuestro grupo:

Estaba cumpliendo 18 años y una ola de música nueva salía de Inglaterra. Los sábados tenía un programa de radio (en la emisora ​​del obispo, eh sí), se llamaba Europa Center como el supermercado de Berlín, mi otra ciudad de origen. Recuerdo que ponía, entre los primeros en mi ciudad, los álbumes de post-punk de la new wave británica: U2, Magazine, Talking Heads, Big Country, Simple Minds, Psychedelic Furs, Julian Cope, Prefab Sprout, Tears for Fears.  Sin olvidar Echo and the Bunnymen, con sus discos que me encantaron, y el peor concierto rock de mi vida. Y sin olvidar a… ¡The Smiths! Con la primera canción que me habló directamente, Reel around the fountain, con el estribillo: Fifteen minutes with you / Oh, I wouldn’t say no / Oh, people see no worth in you / Oh, but I do: 

Más que cualquier otro álbum que escuchaba en ese momento, The Smiths representa la música rock alternativa al colapso del punk. Más melódica, la forma de tocar la guitarra que Johnny Marr se inspiró en George Harrison y con letras que pretendían ser poéticas, hablando de soledad (Hand in glove), infelicidad (Heaven knows I’m miserable now), frustraciones (What Difference Does It Make?) y sensación de insuficiencia (Still ill), con notas de melancolía y dolor existencial.

Ya los amigos que me llamaban El Dóich no entendían mi pasión por esta nueva música inglesa, por eso iba a buscar solo la banda sonora de mi existencia y de mis amores en la tienda de música punk y new wave Disco d’oro, donde sonaba casi solo música en inglés. Esa Inglaterra desde la que me llegaron los ecos de una sociedad en rápida evolución a través de mi penpal de Piedra del infierno (así se llamaba su pueblo en Cornualles). Liz me escribía de una generación en completa ruptura con sus padres, del gobierno de Maggie Thatcher, de su hermano homosexual, también fan de The Smiths, que se había escapado de casa en busca de sí mismo y de otros chicos con su misma sensibilidad, y quien sin embargo terminó en un callejón sin salida, hecho de drogas y soledad, solo para encontrar un final trágico. Historias parecidas a la de Christiane F. de la película alemana (Yo, Cristina F.) y de la novela de no ficción Los niños de la estación del Zoo de mi (otra) ciudad, Berlín, donde flotaba la música del delgado duque blanco y sus Heroes diferentes – como los ángeles caídos de las películas de Wim Wenders.

Fue el comienzo de mi viaje hacia la música de mi época, que me llevó muy lejos, a Inglaterra y – hoy – a vivir en el extranjero y soñar en tantos idiomas escuchando la música de otro milenio.

 

9 thoughts on “«El Alemán»
The Smiths – The Smiths – 1984

  1. Un artículo muy evocador de una época en la que yo solo era un niño. Muchas gracias por hacernos revivir buenos momentos. En mi época desgraciadamente la música era algo individual. Pero aún no siendo todos los que nombras (excepto dire straits, el grupo de mi vida), de mis bandas favoritas, el gusto es excelente. Ya no quedan grupos así, en mi opinión.

    1. Ah Knopfler es sin duda uno de los mejores guitarristas de rock de su generación.Y es cierto que hace 40 o 50 años había bandas que sabían crear música nueva y única. Pero aún hoy hay jóvenes capaces de reinventar el lenguaje musical, siguiendo los pasos de los maestros del pasado pero haciéndolos actuales. Pienso, por ejemplo, en Stromae, que se inspira en Jacques Brel y Cesaria Evora y canta sobre nuestro dolor al vivir hoy. ¡Y ésta es la magia universal de la música!

    1. ¡Sin dudas! Y gracias por la oportunidad de despertar mis recuerdos dormidos. Aún hoy me gusta recordar la emoción de cuando entraba a la tienda de discos y la aguja bajaba a rayar el vinilo.

  2. ¡Sin dudas! Y gracias por la oportunidad de despertar mis recuerdos dormidos. Aún hoy me gusta recordar la emoción de cuando entraba a la tienda de discos y la aguja bajaba a rayar el vinilo.

    1. ¡Es verdad, lo siento! Asimilar a U2 a la segunda ola de la música británica es una simplificación periodística, y significa olvidar lo importante que es la identidad irlandesa para ellos (y para Bono sobre todo). Además, muchos de estos grupos musicales tienen una gran deuda con la música americana, ya sea rock’n’roll, blues, folk… ¡y Bono siempre ha insistido en que la música no conoce fronteras!

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