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«El Corresponsal Espectador Anónimo»
Crónica del concierto de Loquillo – Movistar Arena – 24/10/2025

ARTISTA: Loquillo
UBICACIÓN: Movistar Arena
FECHA: 24 de octubre de 2025

EL ÚLTIMO CLÁSICO

Comentaba con mi viejo amigo J., compañero habitual desde los tiempos del instituto y espectador habitual de todo tipo de conciertos, el mérito que supone para un artista con 45 años de actividad ininterrumpida, llenar (prácticamente) un recinto con capacidad para 15.000 personas y arrastrar una legión de seguidores tan numerosa y fiel. Máxime cuando se trata de un tipo que tampoco es que se prodigue en los medios excesivamente, que tampoco destaca por su empatía con dichos medios, ni su música goce de minutos en las radios y tv comerciales. Pero claro, pocos artistas tienen el carisma, la personalidad y, sobre todo, el repertorio que luce José María Sanz Beltrán, más conocido como Loquillo desde finales de los años setenta.

Con apenas 15 minutos sobre la hora prevista, la banda que lleva acompañando al Loco desde hace varios lustros, compareció en el escenario- sobrio, sin artificios- dispuestos a arrollar al personal con un sonido y una contundencia, que, siendo marca de la casa, no deja de sorprender en cada concierto.

Sin apartarse apenas un ápice del setlist habitual de esta gira (en mi modesta opinión, la ocasión merecía alguna sorpresa), comenzaron a toda pastilla con una de las canciones que mejor resumen lo que posteriormente se bautizó como “movida madrileña”; tuvo que ser un barcelonés, el enorme escritor de canciones Sabino Méndez, quien, en apenas unos versos, retrató certeramente una época y un lugar en el himno “En las Calles de Madrid”. La mecha ya venía encendida de casa, pero este primer tema provocó definitivamente que los feligreses explotaran de emoción y energía.

Los temas se sucedían sin apenas descanso, con el Loco marcando sus habituales pasos de baile, paseándose por el escenario con firmeza, como siempre lo ha hecho. Sabedor del magnetismo que irradia su presencia, maneja perfectamente el timing: cuando tomar la batuta y cuando dejar que la banda, en especial sus alfiles Igor Paskual y Josu García, tengan sus momentos de lucimiento personal. Nunca fue ni será el mejor cantante del mundo, pero ni falta que le hace; domina el oficio de estrella del rock como nadie en este país.

En la primera parte del show, aproximadamente de una hora de duración, hubo alternancia entre temas clásicos y temas pertenecientes a la época más moderna, si bien la mitad venían firmados por el imprescindible y complementario Sabino Méndez; sus canciones no tendrían el mismo calado si no las interpretara Loquillo, y la carrera de Loquillo no habría tenido la misma trascendencia sin las canciones de Sabino.

A los acordes del cañonazo “Carne para Linda”, Loquillo sorprendió al personal bajando del escenario y dejándose querer por ese público que tantos años lleva siguiéndole.

En este tramo también tuvieron cabida las dos únicas versiones de temas ajenos: la adaptación del clásico de Johnny Cash “El Hombre de Negro”, y como cierre provisional, “Rey del Glam” de los no menos míticos (al menos entre nosotros) Berlanga-Canut, publicado en el primer álbum de, los entonces denominados, Dinarama+Alaska.

Habida cuenta de la reciente publicación del álbum “Corazones Legendarios”, en el que Loquillo se rodea de una amplísima lista de cantantes de distintas generaciones, algunos optimistas esperábamos que en el concierto del viernes comparecieran en el escenario varios de ellos.

Sin embargo, la única estrella invitada de la noche fue Alaska, que no es poco, precisamente para interpretar el tema al que ella misma puso voz en su momento, la mencionada “Rey del Glam”. Se da la circunstancia, comentada por ellos mismos, que la primera vez que compartieron escenario fue curiosamente en este mismo recinto, entonces llamado simplemente Palacio de los Deportes, unos cuarenta años atrás (1). Ni que decir tiene que la complicidad entre ambos contagió a todos los presentes, regalando uno de los momentos estelares de la noche.

Tras una breve pausa, quedaba la gran traca final. Con una intro que recordaba al clásico de The Who “Baba O`Riley”, la banda al completo regresó para acometer “Rock&Roll Actitud”. Y sin solución de continuidad, tras el habitual solo de bajo por parte de Alfonso Alcalá, llegó el momento de sacudir en el morro a los ángeles custodios de la corrección política y moral, aquellos que no saben distinguir entre ficción y pensamiento: la demoledora rumba rock “La Mataré”, celebrada por el público como lo que es, un cañonazo que, simplemente, cuenta la historia en primera persona de un personaje tóxico consumido por los celos, lo que no quiere decir ni por asomo que su creador, intérprete y seguidores compartan ni aprueben su filosofía…

En este último tramo, para deleite de los parroquianos, la nostalgia se hizo protagonista, y, por ende, los himnos compuestos décadas atrás por, quien si no, Sabino Méndez coparon lo que restaba del setlist. “Besos Robados”, “El Ritmo del Garage” (sí, con g, así se editó), “Feo, Fuerte y Formal” – esta fue la excepción, composición a medias del “rebelde” Carlos Segarra junto al Loco-, y la fundacional “Rock&Roll Star”.  El final, conocido y esperado por todos – “siempre quise ir a LA…” – se reservó para una pieza que en el momento de su publicación pasó desapercibida, la legendaria “Cadillac Solitario”, coreada, mejor dicho, interpretada y sentida por la totalidad de los presentes, con un apoteósico y desgarrador final instrumental por parte de la banda y vocal por parte de Loquillo.

En definitiva, casi dos horas de rock sin contemplaciones (a muchos se nos hizo un pelín corto), con la charla justa por parte del protagonista (auto reivindicación incluida) sin necesidad de regalar los oídos al público. Todo ello ejecutado por una de las mejores bandas españolas en activo de rock, con sentimiento y profesionalidad, que es la mejor manera de mostrar respeto a los asistentes.

La despedida de los músicos en el escenario, con el fondo musical de “El Calor del Amor en un Bar”, invitaba a todo menos a dar por cerrada la velada, pero, habrá que reservar fuerzas para la próxima “descarga”, que algunos ya vamos teniendo una edad…

NOTA (1) Como yo estuve presente, os diré que esa noche Alaska y Loquillo hicieron a dúo “El Ritmo del Garage” y “Quiero un Camión”, ambos temas publicados en un single, anticipo del primer lp oficial de Loquillo y Los Trogloditas. Eso fue el 28 de enero de 1984, en la III Gan Fiesta del Estudiante y de la Radio, maratón de 24 horas de música en directo sin interrupción, organizado por Radio 3. El prime time del sábado les tocó en suerte a los valencianos Betty Troupe, Gabinete Caligari, Loquillo y Los Trogloditas con Alaska, y Polanski Y El Ardor; esos son los grupos que me dio tiempo a ver, en plena época de exámenes en la universidad… qué tiempos, sniff.

Luis Guilló
Corresponsal Espectador Anónimo… más de cuatro décadas viendo, escuchando y sobre todo, disfrutando de la música.

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