«El hombre que casi conoció a Michi Panero»
Nacho Vegas – Desaparezca aquí – 2005
GRUPO: Nacho Vegas
TÍTULO DEL ÁLBUM: Desaparezca aquí
AÑO: 2005

El hombre que casi conoció a Michi Panero
«Es hora de recapitular…las hostias que me ha dado el mundo». Hay arranques de canciones que, por contundentes, son difíciles de olvidar. El inicio de ‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’, quizás la canción más popular del músico asturiano Nacho Vegas, es un ejemplo de ello. Incluida en su tercer disco ‘Desaparezca aquí’ (2005), la letra narra lo que podría consistir en una especie de largo epitafio contado en primera persona por un hombre al borde de la muerte que, en sus últimas horas, hace balance de su existencia y recibe la visita de personajes que han formado parte de la misma, a quienes acaba expulsando («¡Largo ya de aquí! ¿Qué queréis de mí? ¿Es mi alma o es mi dinero?»). En esta suerte de última audiencia repasa una vida sentimental fracasada («Yo una vez tuve un amor, pero si he de ser sincero, dije ‘no’ en el altar» / «tampoco he sido un gran amante») que no deja descendencia («consideré insensato procrear»).
‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’ es hoy la canción de Nacho Vegas en solitario con más reproducciones en Spotify -cerca de 9 millones- y su letra aún sigue despertando curiosidad y preguntas entre aquellos que aterrizan en la obra del cantautor gijonés: ¿Es una letra autobiográfica? ¿Quién era Michi Panero? O, en su defecto, ¿qué pintaba el pequeño de la familia Panero en toda esta historia?
Empezando por el final, Michi Panero fue José Moisés Santiago Panero Blanc (Madrid, 1951 – Astorga, 2004). Hijo de Leopoldo Panero -poeta miembro de la generación del 36- y hermano de Juan Luis Panero y Leopoldo María Panero, ambos también dedicados a la poesía con estilos y trayectorias dispares. La repercusión pública de la familia Panero llegó a través de ‘El desencanto’ (1976). Una obra inclasificable y considerada de culto dirigida por Jaime Chávarri que surgió de la idea inicial abanderada por Elías Querejeta de grabar un corto en un centro psiquiátrico del país. Debido a la dificultades de conseguir estos permisos y gracias a la propuesta que Michi le hace a Querejeta -«El psiquiátrico entero es mi hermano Leopoldo»-, el proyecto terminó dedicándose íntegramente a la familia Panero. Felicidad Blanc junto a sus 3 hijos (Juan Luis, Leopoldo María y Michi) protagonizan por momentos un particular festival del reproche entre miembros de una familia acomodada del que tampoco se salva el padre ausente, Leopoldo Panero, fallecido 14 años atrás. La película-documental es un obús contra los dogmas de la familia española en el posfranquismo. Adelantándose varias décadas, ‘El desencanto’ puede resultar un preámbulo de los programas televisivos del corazón en el que descarnadas acusaciones personales -para más inri, entre familiares- se retransmiten en abierto. Un retrato ciertamente crudo pero fascinante que consigue atrapar la curiosidad del espectador que se asoma a este clásico por primera vez.
Una vez ubicado el personaje, procede referirse a la intención de Nacho Vegas a la hora de escribir esta letra. En una entrevista con el podcaster mexicano Roberto Mtz, el cantautor asturiano confiesa que su voluntad era la de narrar la vida «patética» de un «octogenario en su lecho de muerte», en ningún caso como vivencias en primera persona. «Yo quería hablar de un personaje cínico que acababa una vida muy patética, cuyo mayor logro había sido ‘casi’ haber conocido a Michi Panero, el menos conocido de los Panero», explica Vegas. El ‘autor sin obra’ o el ‘escritor sin libros’, como se le referenciaba con frecuencia en la época. Lo curioso es que la interpretación más común que se hace de la canción es que se trata de un homenaje a Michi Panero, cuando en realidad es casi lo contrario. La canción consiguió que se hablara nuevamente y con mayor interés de Michi Panero, actuando incluso de vía para llegar a descubrir ‘El desencanto’. Hasta una ex-mujer de Michi accedió al camerino de Nacho tras un concierto para darle las gracias por haberle ‘dedicado’ esta canción.
Lo siguiente que cabe preguntarse es el origen de la relación entre Nacho y Michi, y el por qué de ese ‘casi’ haberse conocido. Nacho llega a Michi a través de ‘El desencanto’, quedando fascinado por el personaje en la obra de Chávarri. En el puente de Todos los Santos del año 2003, Nacho viaja a Astorga para encontrarse con su novia de aquel entonces: Beatriz Concepción, cantante de Nosoträsh (conjunto indie de Gijón). Una visita que Nacho aprovecha para ‘peregrinar’ hasta la Casa Panero, lugar de buena parte del rodaje de ‘El desencanto’, que mostraba un aspecto de derrumbe bastante desolador. La última noche, mientras la pareja se encontraba jugando al futbolín en el bar ‘Ya nunca me llamas’, son reconocidos por un cliente. Y aquí es donde aparece esa figura clave que contribuye a la idea que da título a la canción.
Ángel García Alonso, alias ‘Kuki’, es un periodista y escritor astorgano que en ese momento trabajaba desde Pola de Siero para el periódico asturiano ‘El Comercio’. Aquellos días festivos se encontraba en su ciudad natal y pronto identificó en aquel local a un Nacho Vegas que ya había publicado dos discos: ‘Actos inexplicables’ (2001) y ‘Cajas de música difíciles de parar’ (2003). 22 años después y por primera vez para una revista musical, Ángel relata a VinylRoute aquel episodio: “Le eché morro y fui a saludarle porque yo ya admiraba a Nacho (…) Por unas y por otras, acabamos juntos de copas. Les hice un recorrido por los bares con los que solía salir con mi panda. Llegamos al JJ, y allí salieron los Panero en la conversación. Yo les conté que Michi vivía en Astorga, que me llevaba muy bien con él y que, al día siguiente, podían conocerle”. La noche termina en ese punto y el domingo, resaca mediante, “ni yo llamé a Nacho, ni Nacho me llamó a mí”. Aunque Nacho confiesa que se lo planteó, llegando incluso a estar enfrente de la casa de Michi: “Antes de coger el autobús para volver a Gijón, me pregunté: ¿Llamo a Ángel para conocer a Michi Panero? Pero me dió vergüenza. Yo era muy tímido…a lo mejor me decepciona y me violenta conocerlo. (…) Estuve dando vueltas, diciendo ¿le llamo, no le llamo? Al final, llegó la hora de tomar el autobús”. Durante ese trayecto Astorga-Gijón, nace una melodía en la cabeza de un Nacho Vegas que aquellos días escuchaba a The Kinks. El ritmo de un estribillo que a la postre sería el de ‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’.
Cuatro meses después, un 16 de marzo de 2004, Michi muere en su casa de Astorga. Nacho le escribe un SMS a Ángel para darle el pésame. Y a continuación, se cierra el círculo: “Fue cuando pensé, ¡joder!, le podría haber conocido, pero no llegué a conocerle, casi le conocí, y así cerré la canción. La acabé con ese último verso, eso lo añadí al final y quedó como el título” (revista B#0*, Es Baluard, 2017). Tras publicarse, Ángel recibió la noticia del título como “una sorpresa preciosa”. Al final, él había sido el artífice de aquel ‘casi’ que le otorga todo el sentido a la canción. Y es fácil pensar que, de haberse conocido, esta letra nunca hubiera existido.
Hoy Michi ya no está y los garitos de aquella larga noche astorgana han cerrado. Pero Nacho Vegas sigue tocando en directo ‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’ y el recuerdo de Ángel García Alonso ‘Kuki’ al fin queda plasmado en este relato. Unas líneas que solamente pretenden servir de sencillo tributo a aquellas personas que propician sin buscarlo canciones legendarias y sonríen cada vez que arrancan a contar la anécdota que les une con la historia de la música.
Crónica: Victor Blanco





Grande Kuki, grande Miki y grande Nacho… la Astorga surrealista, musa de tantas historias.