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«El chico de las patillas»
Elvis Presley – Elvis Presley – 1956

GRUPO: Elvis Presley
TÍTULO DEL ALBUM: Elvis Presley
AÑO: 1956
DISEÑO: Desconocido
FOTOGRAFÍA: William V. «Red» Robertson

«Strauss creó sus bases
Bill Haley ‘around the clock’
En inglés Elvis Presley impuso el rock
Ahora son Los Llopis en español»
(Estremécete, Los Llopies, 1960)

El rock and roll, término acuñado por el discjockey (palabra utilizada de manera despectiva al principio) Alan Fred,  fue consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. De la postguerra, si se quiere. Que posteriormente derivara en lo que genericamente llamamos rock o pop-rock es indicativo de su insaciable voracidad y facilidad para adaptarse a los tiempos. En realidad, la nueva música, casi decir mejor el nuevo ritmo, no era otra cosa que un hijo mestizo: un cincuenta por ciento de ADN negro, el blues; mientras que la otra mitad genética era blanca: procedía del country. ¿Quién era el padre o la madre? No se sabe. En este sentido el rock and roll fue también un adelantado a su tiempo. Y al nuestro, sin necesidad de subvenciones, manifestaciones, ni otras zarandajas.

Probablemente sin Elvis Presley el rock no hubiera llegado a nada (eso pensaba Buddy Holly), o, por lo menos, no hubiera arrancado con la fuerza con que lo hizo. Al principio, nadie se tomó muy en serio al «chico de las patillas», como le llamaba Sam Philips,  productor de la Sun Records, el sello local de Memphis en el que Elvis empezó su carrera. Menos generosa fue la apreciación de Bill Black, el bajista de sus primeros discos, cuando conoció al ‘rey del rock’, poco impresionado por la voz y el estilo de aquel «insolente mocoso». Lo que Sam Philips vio claro es que el «chico de las patillas» insuflaba nueva vida y energía juvenil a un material tradicional en muchos casos ya popularizado por otros.

Para que todo no fuera tan revolucionario, esta excitante y trepidante mezcla de country y blues, que dio en llamarse rock and roll o rockabilly, y que Elvis acompañaba con inéditos y entonces escandalosos movimientos de la pelvis y con su forma de agarrar y aproximarse el micrófono, con claras connotaciones sexuales, no iba acompañada de mensajes diferentes a las letras canciones de la época. Es más, lo que decían las canciones que interpretaba era de lo más covencional, y casi siempre recurría a material prestado porque él no destacó como compositor. Tampoco le importaba, lo que le interesaba era el ritmo. Sus temas, casi siempre sobre el amor romántico, no se distinguían de los que entonaban los «crooners» como Sinatra. Baste como ejemplo su primer gran impacto, Heartbreak Hotel. En este sentido fue quizá el menos rompedor y provocador de los pioneros del rock. Nada que ver con Little Richard, Chuck Berry o Jerry Lee Lewis. Estos sí que tenían peligro. Las compañías discográficas y, a veces, la justicia, tuvo que pararles los pies. En general, con estas tres honrosas -o deshonrosas- excepciones y algún otro las letras del rock and roll eran melosas y sentimentaloides. Estaban más cerca de las baladas plañideras de Dean Martin que de los lamentos marginales, duros y agónicos de Hank Williams y de los bluesmen, que si no puros «rockandrollers», constituyen las  raíces del rock,  y su influencia no se puede escatimar, desde los Stones a los Pink Floyd de Syd Barret.

En definitiva, Elvis no era un gamberro, sino un buen chico, el hijo modelo adorado por su madre a quien él correspondía, que terminaría haciendo dúos con Sinatra y siendo el personaje más reconocido por el «establishment» USA. Más aún, desde entonces sería Elvis quien escribiría las reglas de estilo del americano ideal.


De izquierda a derecha y de arriba a abajo: el primer LP de Elvis, el disco español «El Rock and roll de Elvis Presley», el «London Calling» de los Clash y el «Elvis’ Golden Records» en CD.

El primer LP de Elvis Presley se editó en 1956 y aparece en todas o casi todas las listas de los mejores discos del rock que elabora muy a menudo la prensa especializada. Dicho esto hay que añadir que no se trata ni de lejos del mejor trabajo enlatado de Elvis. Si uno quiere hacerse con la piedra angular del rock and roll en disco no tiene más remedio que adquirir SUN COLLECTION, editado en 1976 (¡veinte años más tarde!), que  recopila los siete primeros singles de Elvis Presley.

Sin embargo, sería inútil e imperdonable -y más aún si la cosa va de portadas legendarias- obviar este primer LP del rey del rock que se abría suplicando que no le pisaran sus zapatos de gamuza azul, aunque en verdad pertenecían a Carl Perkins, quien tuvo que conformarse, eso sí a regañadientes, con el desgradable hecho de que la versión de Elvis ensombreciera la suya, que era la original. Había otras versiones de «rockanroles», como el Tutti Frutti de Little Richard, que inauguraba la cara B, y Money Honey, éxito por los Drifters tres años antes, que pone punto final al disco. Para mi gusto lo mejor del álbum es Tryin’ To Get To You, impresionante la interpretación vocal de Elvis y no menos la guitarra de Scoty Moore. Más dudas ofrecen las baladas incluidas en el disco, en especial la versión de Blue Moon, alabada por muchos, aunque a otros, entre los que me encuentro, chirría. La edición en CD añade varios bonus, incluido Heartbreak Hotel.


Contraportada del primer LP del rey

Lo más icónico del disco es, sin duda, la portada: una imagen de cintura para arriba de Elvis con su guitarra, enmarcado por la izquierda y por abajo por el nombre del cantante en rosa y verde. La fotografía original mostraba al cantante de cuerpo entero en su clásico movimiento de pelvis. Quizá por este motivo se recortó la foto. El diseño (de autor desconocido, si bien el «Coronel» Parker figuraba como director artístico) y la fotografía (tomada por William V. «Red» Robertson en un concierto celebrado en Florida) se utilizaron en España para el espléndido recopilatorio ELVIS’ GOLDEN RECORDS (el disco más vendido de Elvis Presley) que aquí salió en 1969 bajo el título de EL ROCK AND ROLL DE ELVIS PRESLEY (el primer vinilo del rey del rock que adquirió el autor de estas líneas y por ende mi favorito) con toda la tipografía en rojo. Pero fueron los londinenses The Clash los que rindieron el gran tributo a la portada en su doble álbum LONDON CALLING, editado a finales de 1979.

Oscar Wilde y Señora

 

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Elvis Presley – Elvis Presley – 1956

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