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“Mariconchi”
Fleetwood Mac – Rumours – 1977

GRUPO: Fleetwood Mac
TÍTULO DEL ÁLBUM: Rumors
AÑO: 1977
FOTOGRAFÍA: Herbert Worthington

Me gustan las chicas raras.

Mariconchi era morena, muy morena. Ojos grandes, almendrados, color cocacola. El pelo, castaño oscuro, laceo y siempre peinado, prieto, muy prieto en una coleta alta. Delgada, no pasaba de los veinte kilos. Espigada, debía medir, por lo menos, un metro y quince centímetros. Y a mí, me sacaba una frente. Una frente que, precisamente, era lo que más destacaba de su rostro. Tenía un frente anchísima, casi tanto como el resto de la cara. Unas venillas azules surcaban sus también amplias sienes.

Pechos, no tenía y en el culo, por aquellos años, yo no me fijaba. Para mi corto entendimiento, el uniforme –camisa blanca, jersey azul y falda gris tableada- le quedaba de miedo.

Nos conocimos en la madrileña calle Narváez, una mañana de un verano agonizante, el de 1976.

La señorita Manoli pasó lista. Ella se apellidaba Martínez y yo Martín. Yo tenía el número 14 y ella el 15. Desde ese día, y durante nueve largos meses, compartimos pupitre y actividades conjuntas. Aunque de hablar entre nosotros, más bien poco.

Éramos párvulos en el más completo sentido de la palabra; cinco añitos. Y el curso se me hizo muy corto. Cada mañana, iba al cole de las monjitas con la ilusión de saber que Mariconchi estaría sentada a mi lado. Imagino que usábamos colonia, tanto ella como yo, pero el recuerdo que guardo de su olor es una mezcla a tiza, goma de borrar y virutas de los lápices a los que sacábamos punta religiosamente al inicio de las clases vespertinas.

Lo primero que hacía al levantarme y ponerme el uniforme con mi corbata de chicle (de esa que se ajustaba con una gomita, mucho más cómoda que las que ahora me pongo y que tengo que guardar con el nudo hecho porque yo no sé hacerlo), era pensar en Mariconchi. Y en lo último que pensaba cuando me acostaba, rezaba mis oraciones y me abrazaba a “peluchón”, era pensar en Mariconchi.

Por esa época, mis padres se habían hecho con un disco recién salido del horno. Se trataba del Rumours de los Fleetwood Mac. Compraron uno de los 40 millones de discos que desde entonces se han vendido de este trabajo.Yo no estaba muy puesto en música. Me sabía la canción de La abeja Maya y poco más, pero en mi casa sonaba insistentemente el trabajo de la banda británico-estadounidense y esas cosas, a ciertas edades, se quedan grabadas.

El curso transcurría. Yo me quedaba embelesado viendo como manejaba los plastidecor para seguir una línea de puntos y terminar completando el dibujo de un ganso. Temblaba cuando la “seño” le hacía una pregunta y oía su voz. Y me invadía la desazón cuando Mariconchi, por razones que a mí se me escapaban, faltaba a clase.

Llegó el mes de junio y con él las vacaciones de verano. Ya, simplemente, no tener clase por la tarde durante ese mes, me entristecía… y, de repente, fui consciente de que mi silencioso y unilateral idilio llegaba al final. El colegio de las monjitas solo era mixto en párvulos y yo tendría que hacer la EGB en otro centro.

Han pasado unos cuantos años. Muchos. Muchísimos. Pero cuando huelo a tiza, goma de borrar y virutas de sacapuntas, me acuerdo de Mariconchi.

Han pasado décadas, pero cuando oigo el Rumours de Fleetwood Mac, pienso cómo habrá sido la vida de Mariconchi, si será feliz. O no.

Creo que en mi cabeza conservo la memoria de todas las chicas que me han gustado, pero pocos rostros aparecen tan nítidos como el de Mariconchi cuando escucho este disco.

4 thoughts on ““Mariconchi”
Fleetwood Mac – Rumours – 1977

  1. Mariconchi, hasta el nombre suena a párvulos. Que bueno el recuerdo del olor a tiza, goma de borrar y chirría de los lápices. A mí ese olor también me recuerda al colegio, pero mucho más allá de párvulos. Para tí era una niña. Bonita crónica.

  2. Mariconchi seguro que sigue pensando en ti, aunque nunca supierais de vuestro amor parvulariamente secreto.
    Y sino fuese así, seguro que tampoco importa.
    Lo que si importa es poder escuchar, como bien dice Pipi, la voz de Stevie Nicks.
    Muy tierna la crónica.

  3. La seño Manoli me pasó lista a mí en ese mismo cole unos 3 o 4 años antes. Y a Fleetwood Mac los conocí unos 3 o 4 años después, con Tusk porque… bueno, Tusk era una canción rara, y yo estaba en la fase de «si es raro, ¡me gusta!». De los niños de párvulos tengo claros recuerdos, ya que casi todos emigramos en masa al «otro» colegio donde estuvimos juntos la tira de años, pero de las niñas, ay, sólo tengo imágenes difusas…
    Años más tarde, en una fiesta de esas de discoteca durante el BUP, unas chicas me abordaron «Oye ¿Tú no serás Roberto, verdad?». El tal Roberto no era yo, claro, pero sí un amigo de correrías en el parque del Retiro en los años de párvulos. Estaban mezclando su nombre con mi cara. Si ellas decían que fuimos juntos a clase en el cole de las monjitas seguro que era cierto… pero para mi eterna verguenza fui completamente incapaz de ubicarlas ni de asociar sus imágenes de adolescentes discotequeras con las de mis compañeras de pupitre enfundadas en babis. Tusk sonaba en mi cabeza, la canción rara para momentos de sentirse… raro 🙂

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