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«Mi primer Cien (II). AT al servicio de Su Majestad»
Burning – Noches de Rock’N’Roll – 1984

GRUPO: Burning
TÍTULO DEL ÁLBUM: Noches de Rock’N’Roll
AÑO: 1984

Mi Primer Cien (II). AT al servicio de Su Majestad.

El coche avanza a gran velocidad, las continuas aceleraciones me dejan aplastado contra el asiento. La capucha apenas me deja respirar. El miedo poco a poco se ve sustituido por una sensación de paz conmigo mismo, si he de morir por defender mi empresa, que así sea, pero como los kamikazes haré el máximo daño posible. Desde hace más de doscientos años los ingleses nos están jodiendo la marrana y esta vez se van a volver a salir con la suya, pero se van a dejar pelos en la gatera. (Me ha poseído Pérez Reverte, en un sentido metafórico)

Empiezo con la guerra química, se me escapa un pedo.  La capucha me protege de mi mismo, oigo como se echan la culpa unos a otros, finalmente el conductor baja la ventanilla. Voy a necesitar más que una fabada para acabar con ellos.

La parada es igual de abrupta que la salida, oigo al coche derrapar y noto como se desplaza lateralmente, topamos con un bordillo. Hemos llegado a mi destino final. Se abre la puerta y me sacan del coche, oigo el ruido del tráfico, el conductor me dice que me van a quitar la capucha, que evite hacer tonterías.

La luz de una farola me deslumbra, guiño los ojos para intentar acostumbrarlos a la luz, enfrente de mí está Lewis Hamilton, la velocidad del viaje tiene explicación. Le miro interrogante, sonríe como diciendo sí soy yo, el puto Lewis Hamilton, el máquina de los circuitos. Le pregunto si trabaja para el MI6 a tiempo parcial, pone cara de extrañado y me dice: “No, soy el chófer de VinylRoute cuando no hay carreras; además, estoy aprovechando para entrenar con la esposa de uno de los gerifaltes. Es una leyenda del automovilismo. La Manga-Madrid en 2 horas y parando a comer dos platos y postre.”

Lewis se aparta ligeramente y veo que detrás de él están los gerifaltes sentados en una terraza. La mesa está llena de los restos de una mariscada.

“Coño, indie, ya has llegado. Te veíamos un poco mustio y queríamos darte una sorpresa. ¿Has cenado?”, me dice el gerifalte del batín de seda.

Entre conmocionado y aliviado le digo que no. “Lástima”, dice el otro gerifalte, “porque nos acabamos de meter una mariscada del copón. ¿Quieres un pepito de ternera o un donut?”. Le digo que la sorpresa me ha cerrado el estómago. Tengo que hacer un esfuerzo inhumano para no poner en riesgo mi trabajo arrancándoles la cabeza.

Los acompaño al Cien por Cien, hoy hay música en directo y han pensado que era la mejor forma de sacarme de mi ensimismamiento. Cuando entramos hay media entrada porque aún no ha empezado la banda, saludan a diestro y siniestro, nos acercamos a la barra, empiezan a circular tercios de cerveza, cuando tengo uno a medias ya está llegando el siguiente; a la cuarta ronda ya tengo que empezar a guardarlos en los bolsillos del abrigo.

Aparecen AT y BC (me han pedido discreción así que no revelaré sus nombres, puedo decir que son músicos que pasaron por las torturas en forma de entrevista de VinylRoute). AT se pide un vodka Martini agitado, no revuelto.

Comienza el concierto, van cayendo, uno detrás de otro, grandes éxitos del pop rock español. AT sube al escenario para cantar junto con CG (también tuvo que aguantar las incisivas preguntas de VinylRoute) “Una Noche sin ti” de Burning de su álbum Noches de Rock’N’Roll. Me acuerdo de Boris, grito desesperado: “Dan las 3 de la mañana y yo sin poder dormir, doy mil vueltas en mi cama, solo pienso en ti; que sé yo, si estoy tan solo, no puedo hablar con nadie y que sé yo, si estoy tan solo, necesito tu amor.”

Termina el concierto, he perdido la cuenta de los tercios que hemos bebido, aún tengo dos en el abrigo y escondí otros dos la última vez que fui al baño. Conversamos con AT todo lo animadamente que nos permiten nuestras lenguas cada vez más de trapo.

Mi sentido arácnido percibe un extraño movimiento a nuestras espaldas, un tipo malencarado y ligeramente bizco se nos acerca, nos enseña una placa del CNI y dice: “Te tienes que venir conmigo”. Debido a su estrabismo dudamos acerca de quién es el destinatario de su orden. Nos quedamos quietos. Sin mediar provocación se lanza a por AT, me intento interponer para evitar que la cosa llegue a mayores. Entre lo de los Gallagher y esto, si mi aventura profesional en VinylRoute no llega a buen puerto, tengo ya la suficiente experiencia para echar el currículum para casco azul de la ONU. Pienso en irme a la frontera entre Rusia y Ucrania para que no la líen.

Sin embargo, AT no necesita mi ayuda, con una maniobra digna de Chuck Norris se deshace del personaje que queda hecho un guiñapo a nuestros pies.

Me mira, me dedica una sonrisa brillante y susurra a mi oído: “Debes olvidarte de Boris y de todo lo que ocurrió en Londres. Si no lo haces, me han pedido que me ocupe de ti. You know what I mean.”

Vuelvo a casa pensativo. Es un poco tarde, mi mujer me espera como los Burning.

Gustavo Sánchez «El Indie»

Puedes leer la primera parte de la historia pulsando aquí

2 thoughts on “«Mi primer Cien (II). AT al servicio de Su Majestad»
Burning – Noches de Rock’N’Roll – 1984

  1. Indie como lo gerifaltes sigan dandote sorpresas de este tipo, para mí que acaban con tu corazón ya debilitado con el estrés de tu santa vida.
    Indie también te comento qué mucho cuidado con parar mucho en el cien por cien con los gerifaltes, por qué si al final tienes la suerte de librarte del ataque al corazón, con esta vida vinylroutera no te librarás de la cirrosis.
    En fin, indie lo tienes complicado con tu salud y este trabajo.
    Dale una vuelta!!!

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