VinylRoute

Web de música, entrevistas y crónicas

«El Corresponsal Alienígena»
Crónica del concierto de Coldplay – Barcelona – 25/05/2023

GRUPO: Estadio Olímpico Lluís Companys
UBICACIÓN: Auditorio Parque Aluche
FECHA: 25 de mayo de 2023

«La vida es una mierda maravillosa»

10 minutos antes de que abrieran la web para reservar las entradas del concierto que Coldplay iba a celebrar el Barcelona el día 27, yo ya estaba frente a mi portátil con el cursor encima del botón y aún así me costó conseguirlas.

20 minutos mas tarde empezaban a llegarme Whatsapp de amigos diciendo que había una cola de horas y que habían perdido la ocasión de verles.

24 horas más tarde todos los medios de comunicación anunciaban que las entradas se habían agotado; se volverían a agotar con igual presteza las del concierto extra que metieron. Fueron 3 o 4 en Barcelona, aunque queda bastante lejos de los de Buenos Aires que, según me informó uno de nuestros compañeros de asiento en el concierto, fueron 12.

En fin, el mismo día reservé los billetes de ave y me olvidé del asunto hasta una semana antes.

Llegamos a Atocha vestidos de concierto, yo con unos pantalones con bolsillos laterales, camiseta, zapas y camisa y mi amigo tres cuartos de lo mismo (la vestimenta tendrá importancia en otro momento de la historia, ahora te cuento).

Lo dicho hasta ahora era el prólogo, como decía Goyo Jiménez: «para los de la LOGSE, lo que hay antes del libro que no son las tapas», ahora es cuando comienza la historia.

ADVERTENCIA:

  1. Toda la información relatada a continuación es rigurosamente cierta
  2. No se han exagerado detalles ni añadido contenido adicional
  3. No se ha utilizado inteligencia artificial para elaborar el siguiente contenido
  4. Ningún fan de Maluma o Bad Bunny resultó herido durante el desarrollo de los sucesos descritos

Entramos en el vagón nº 8, nos sentamos en nuestros asientos y mientras todos nos acomodamos aparece una familia muy amable de asiáticos que no hablaba ni una palabra de castellano diciendo que esos asientos son suyos. La mujer llevaba razón, en los billetes de ambos aparecían los mismos asientos del mismo tren. Vale, lo reconozco, tres días antes había recibido un email de Renfe diciendo que uno de mis dos asientos cambiaba a otro, pero no estaba dispuesto a viajar todo el camino sin mi colega al lado y mucho menos a arriesgarme a quedarme en tierra por un problema burocrático.

Amablemente y en correcto inglés le explico que no entiendo qué ha podido pasar, que se sienten en unos asientos libres que había y que yo se lo explicaré al revisor cuando venga.

Una mujer, también angloparlante y a todas luces avezada en lo que a viajes y conciertos se refiere, nos pregunta si por alguna casualidad habíamos recibido algún mail de Renfe. Huelga decir que mentí como un bellaco y como Ben Stiller en los padres de ella, me aferraría a mi asiento del que solo lograrían separarme matándome.

En cierto punto del trayecto llega el revisor, le explico la situación y me hago el loco. Tras una fructífera negociación poniéndome de su lado y haciendo de intérprete, me ofrece cambiarnos ambos asientos en la próxima estación y llevarnos a otros que nos gustarían más. Acepto a regañadientes y acabamos en primera clase, en el vagón Executive. Asientos extra confort, luz tenue, espacio extra para las piernas, silencio… nada auguraba el surrealista final de la noche de ese memorable sábado de mayo.

Salas Executive del AVE

Llegamos a Barcelona sobre las 13:30, empezamos a caminar hacia un par de restaurantes que había marcado en Google y que tenían buena pinta. Las distancias son mayores de las esperadas y el hambre empieza a aumentar de forma inversamente proporcional a la paciencia. Pasamos por una calle con un par de terrazas, me detengo, echo un vistazo a uno de los restaurantes y le propongo a mi amigo quedarnos allí, son las 15:45.

Resultó una de las mejores comidas fuera de Madrid que recuerdo. Por cierto, el pan tumaca, por sencillo que pueda parecer, allí no tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrado en la capital, buenísimo. El sitio nos gusta tanto, que entramos a preguntar al encargado a qué hora cerraban por la noche para ver si nos daba tiempo a cenar allí. El tipo nos comenta que cierran a la 1am. Le digo que vamos al concierto de Coldplay y nos dice que no llegaremos a tiempo, por desgracia. Charlamos un rato y nos dice que la banda ha estado comiendo temprano precisamente allí, menos Cris Martin por razones obvias. Segunda extraña coincidencia del destino.

Nos vamos hasta la sagrada familia para bajar el homenaje que nos hemos pegado y nos tiramos un selfi frente a esa fachada en eternas obras por aquello de poder decir que hemos pasado por el lugar. Por cierto, esa catedral me parece espantosa, aunque obviamente mi opinión sobre arte tiene menos valor que un cheque firmado por Walter Fielding.

Nos pegamos un buen paseo hasta la zona donde tendrá lugar el concierto y la muchedumbre empieza a apoderarse de las calles. Atasco de coches, policías regulando, miles de personas de todas las edades andando, corriendo y riendo. Un alto porcentaje de mujeres, perdón, personas que se identifican con el género femenino, llevan unos pequeños brillantes adheridos a la piel justo al lado de los ojos, cerca de las sienes. No tengo idea de qué significa o cuál es el porqué.

Llegamos al estadio, nos ponen unas pulseras pidiéndonos amablemente que las devolvamos a la salida para contribuir a salvar el planeta pudiendo reciclarlas (porque de pasar de fabricarlas sabiendo que están hechas casi íntegramente de plástico pasamos olímpicamente).

Llegamos justo al final del tercer telonero, una chica que no conozco de nada y que lucía un maquillaje de fantasía más que generoso. Al acabar se suben al escenario dos jóvenes de dudoso gusto para el estilismo anunciando que antes de que aparezcan los héroes de la noche, nos van a poner un vídeo sobre lo que mola Coldplay porque son gente super guay que se preocupa por el planeta y demás cantinelas de los tiempos que corren. Mola, supongo que habrán venido en un velero para evitar la contaminación de un avión, qué buena gente. Llegado un punto de la proyección, suelto un sonoro “Me abuuuuuuurro” a lo que los fans circundantes responden con una sonrisa y por fin termina, nuestras maestras de ceremonias anuncian que van a subir al escenario Cris Martin y compañía, una castellano y otra en catalán, para mí que eran enchufadas del ayuntamiento

No me extenderé en detalles sobre la puesta en escena que uno puede analizar en la infinidad de vídeos que andan por YouTube, pulseras luminosas, planetas flotantes, un muppet cantarín, máscaras alienígenas, fuegos artificiales, confeti, llamaradas y mucha emoción.

Coldplay es uno de esos raros grupos que puede tocar 2 horas en un concierto y que no haga sonar una mala canción; bailas con todas, las cantas todas y unas cuantas son auténticos himnos de nuestra generación. Mantienen la magia y la atracción de los grandes y míticos grupos del pasado, tienen letras sencillas pero vibrantes y convierten la música en un tipo de experiencia sensorial que te hace olvidar todo lo malo que puedas traer de casa. Hacen lo que les da la gana y su último disco, Music of the spheres, es una buena prueba de ello. Un título en el que los temas saltan desde lo instrumental a lo psicodélico pasando por lo adorable, la banda sonora de una película de ciencia ficción de los 70 o una colaboración con BTS.

Respecto a Cris Martin, no tengo ni idea de cómo será en persona, pero es un tipo que tiene un magnetismo especial, te cae bien desde el principio y da la sensación de divertirse de verdad con lo que hace y con ver a la gente saltando con su música. Parece un buen tipo que no tiene ganas de dárselas de nada como si fuera el vecino perfecto de cualquiera. Dicen que tengo cierto parecido a él pero yo soy mucho más ecologista aunque bastante menos deseado.

Repitió una canción pidiendo que todo el mundo dejara el móvil en el bolsillo para disfrutar sin más porque le parece que hoy en día no estamos en el presente disfrutando al 100% de lo que tenemos delante (no podría estar más de acuerdo aunque yo no tenga ese defecto, ya padezco otros muchos en su lugar), pese a ello muchos hacen caso omiso y continúan sosteniendo su móvil por encima de la cabeza. Después subió al escenario y cantó junto con un chaval que decía ser autista según rezaba una pancarta que sujetaba. Cuando muchos daban el concierto por terminado, aparecieron los Gipsy Kings y se pusieron a pachanguear tocando Bamboleiro con Cris al lado sonriendo y bailando mientras el público extranjero dejaba de saltar y cantar y se miraban como diciendo “pero esto qué cojones es?”, y no les culpo, seguramente yo también me sorprendería si en un concierto en irlanda se ponen a tocar las gaitas, pero los españoles estábamos en nuestra salsa.

Desgraciadamente tocaron demasiado pronto Viva la vida que habría sido un buen cierre aunque hubiesen tenido que repetirla, pero se lo perdonamos por la inolvidable experiencia que nos regalaron.

Nos quedamos en el estadio charlando con otros asistentes hasta que nos echaron y nos pusimos de vuelta al mundanal ruido que, después de semejante espectáculo y descendiendo desde lo alto del monte en el que se encuentra el recinto, uno se siente raro y con pocas ganas de salir de allí, no me extraña lo de los apóstoles en el Tabor.

https://www.youtube.com/watch?v=oRF1FNGOUwE

En un nuevo río de gente descendimos mientras veíamos Barcelona iluminada a nuestros pies ya de noche sin saber dónde íbamos a cenar y tampoco dónde íbamos a pasar las próximas 6 horas que teníamos hasta que saliera nuestro tren, porque sí, no reservamos hotel al haber decidido empalmar y aprovechar el tiempo allí. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse ¿no?

Después de una cena a base de pulpo sobre las 1am en un mediocre local gallego pero con excelente trato, y puesto que no conocíamos la ciudad muy bien que digamos, nos dirigimos a una zona que, según Google, era de las más animadas y libres de altercados nocturnos.

Aquí había otro río de gente por las calles pero esta vez las aguas eran más turbias. Gente de todas las edades, aunque con más individuos a los que superaba en años de lo que me hubiera gustado, acabamos en la cola de un garito que en los últimos tiempos ha alcanzado reputación por un tema relacionado con un famoso futbolista brasileño. Cuando llega nuestra turno, el profesional encargado de custodiar la puerta nos mira con cierto aire de desprecio y amablemente nos informa de que no llevamos una indumentaria adecuada para la exquisita reputación del meritado local, creo que mis pantalones con bolsillos en las piernas no fueron de su agrado. Le digo que venimos del concierto de Coldplay y que me pareció excesivo acudir allí con mi frac, no quería incomodar a Cris y los demás asistentes. El tipo, que parecía carecer completamente de sentido del humor, nos dice que lo siente pero va a ser que no, así que nos vemos expulsados del lugar. Instantáneamente quedamos convertidos en unos outsiders.

Despreciados, aislados y excluidos, comenzamos a deambular sin dirección por las calles con la amarga sensación de no dar la talla en un mundo cruel y sinsentido. De repente todo a nuestro alrededor se convirtió en algo hostil. Varios personajes con claros signos de encontrarse bajo los efectos de substancias psicotrópicas nos decían que fuéramos para contarnos una cosa, otros simplemente intentaban ponerte el brazo sobre los hombros, otro nos ofreció acudir a un club de stripteases donde había prostitutas (literalmente), que a ver, dicho así sin tapujos, me sonó especialmente desagradable y para nada apetecible, un grupo de chavales nos preguntaba si sabíamos rapear, en fin, todo un desfile de lo más  surrealista, aunque no sabíamos que aún no lo habíamos visto todo.

Pasamos junto a otra discoteca cercana de renombre y preguntando a otro profesional custodio de puertas sobre dónde podíamos ir y pasar un rato, nos pregunta de dónde somos y tras nuestra respuesta nos comenta que el local está lleno pero que con una “atención” nos podría colar. Mi intencionalmente medida oferta no le resultó suficiente y nos despidió con un cordial: nah, no te preocupes, de todos modos es que igual me meto en un lío.

Viendo que no éramos bien recibidos y ante la sospecha de tener que acabar con los raperos aficionados al ácido que rondaban por la zona, decidimos subirnos a un taxi para dirigirnos desesperados al último lugar en el que poníamos esperanzas de poder pasar un par de horas antes del amanecer.

Según le decimos que vamos a Opium, el taxista nos dice:

Un poco tarde para ir a Opium no? si queréis chicas por qué no vais a otro sitio más animado? conozco algunos con putas que están muy bien, allí tenéis chicas de sobra”.

Emmmm… no gracias, eso no me gusta mucho. Bueno, las mujeres sí, pero no si tengo que pagarlas para ligar con ellas, respondí.

Bueno, ahora que lo pienso tampoco es mala hora para ir a Opium, es la mejor hora para ligar con chicas. Continuó el taxista.

La conversación empezaba a sonarme siniestra, el muchacho parecía tener, como mínimo, alguna carencia afectiva no resuelta respecto a las mujeres y además muy poco gusto para ofrecer los servicios de señoritas de compañía.

Os ahorraré el resto de la noche que acaba en Pachá rodeados de canis con gafas de sol, moderadores con punteros laser señalando a supuestos alborotadores, perreos varios y la reflexión perfecta de la jornada emitida por mi amigo “tío, olvídate de que cobremos pensión algún día sabiendo que estos son los que tienen que mantener el chiringuito”.

Nos volvimos andando a la estación mientras amanecía y lo último que recuerdo, además de los sonidos de las gaviotas, es quedarme dormido en mi asiento hasta llegar de vuelta a Atocha.

Sí, fue un gran sueño acabado en pesadilla pero pese a todas las penurias, como dijo un gran sabio hace no demasiado, la vida es una mierda maravillosa.

El Corresponsal Alienígena OPE

2 thoughts on “«El Corresponsal Alienígena»
Crónica del concierto de Coldplay – Barcelona – 25/05/2023

  1. Hace mucho que no leía una crónica tan extensa, tan divertida y explícita, no conozco al autor de la misma, pero prometo que he pasado el mejor rato desde hace mucho tiempo. Menudo tipo gracioso y digno del mejor periodista en un evento tan colosal y aquellos que no hemos podido disfrutar a través de este personaje lo he pasado CHUPI.
    Por favor me haces saber quién eres y como contactar contigo?. : )
    Un tío divertido, educado y no sé cuántos más adjetivos añadir, gente así necesitamos en este país.Bravo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *