«Capitán Haddock»
The Sandals – The Endless Summer – 1966

GRUPO: The Sandals
TITULO DEL ALBUM: The endless summer
AÑO: 1966
DISEÑO PORTADA: John Van Hamersveld

El verano sin fin

Pues ya estamos de vuelta. Ya sabéis, el tópico ahora es la vuelta al cole, la cesta de la compra, el precio del litro de aceite, etc. Es el momento de intercambiar con los colegas de trabajo, a veces con envidia, información sobre el destino vacacional y el calor que se pasó. Enseñar bronceado como un trofeo de caza obtenido en los arenales del litoral. Alguno incluso, aquellos sin retoños, se reserva la última bala de irse ahora y pone los dientes largos a sus compañeros. A cambio, suelen estar más blancos y cabreados con la vida.

Algunos se decantan por auto-convencerse de lo fantástica que es la vuelta a la rutina y la necesidad imperiosa de reglas y horarios. Otros se hacen propuestas que no cumplirán o planean alguna escapada en octubre donde puede que haya ya una ciclogénesis de esas.

Así funciona Europa, casi paralizándose en verano. Y, si eres de la gran mayoría que puede entrar en esa dinámica, no está tan mal a fin de cuentas.

Ahora con la rentrée, para ti que nos lees desde España, tu vida cambia pero puede que no excesivamente. Pero para los miles de lectores de Vinylroute en, por ejemplo, Noruega, el fin de las vacaciones puede ser un drama. Dentro de poco tendrán que sacar la ropa de invierno y encender las lámparas de luz solar artificial para no entrar en depresión. El curso de español en el Cervantes de Oslo para entender estas líneas (seguid así) no llenará sus vidas tanto como los gin tonics a 6 euros y las raciones de bravas al sol. Menos mal que los okupas no han asaltado todavía su casa de Alfaz del Pi.

La solución para todo esto la encontró hace años un tipo llamado Bruce Brown. Un genio de lo suyo.

Antes de nada tengo que hacer un disclaimer para evitar, dado el nivel de la política actual, que algún partido se apropie de las ideas de Bruce. Queridos políticos: esto es un medio sobre música y en el que nos dan libertad para básicamente escribir sobre casi todo sin saber de casi nada (gracias eternas, Vinylroute). O sea que no estoy proponiendo una revolución del derecho laboral (¿o si?).

La premisa del bueno de Bruce Brown era simple: siempre es verano en algún lugar del mundo. Lo único que hay que hacer es viajar para ir buscándolo y de paso surfear las olas allá donde vas. Y así creó la mítica película The endless summer. Cogió a dos surferos y les llevó por África, Australia, Hawai o Tahiti mientas les filmaba. Pero el golpe de genio que ha hecho a este documental pasar a ser de culto es el título: EL VERANO SIN FIN. El verano eterno, que nunca se acaba. Imaginad los sueños que un título así pudo crear en un oficinista de Minneapolis cuya vida se tiñe de gris nada más abrocharse el cinturón del avión de vuelta a casa. Y mucho más aún, en aquellos chavales que de repente – estamos en 1966 – se veían obligados a ir al infierno en el sudeste asiático.

Y el segundo golpe de genio es el cartel de la película, creado por el también surfer John Van Hamersveld, que con tres colores nos lleva directamente a visualizar ese deseado verano eterno. Este tipo diseñó también las portadas del Magical Mistery Tour de los Beatles, del Exile on Main St de los Stones y de algún disco de Bob Dylan. No te digo que lo superes, iguálalo.

Y es que, volviendo a The endless summer, como decía aquel (¿Gistau?) a la vida hemos venido a veranear. Y el verano es más que una simple estación del año, es la jodida piedra angular sobre la que giran nuestras vidas.

Por cierto, que no se me olvide, considerando, como recordaba, que estamos en un medio musical: la banda sonora de The endless summer es muy buena. Suena The Sandals con un temilla ligero quasi-instrumental que te lleva directamente a la playa o a lugares exóticos. Buen verano, eterno.

A la artista del cuadro que está en mi salón.