«Enemigos de lo ajenos»
El Último de la fila – Enemigos de lo ajeno – 1986

GRUPO: El Último de la fila
TITULO DEL TEMA: Enemigos de lo ajeno
AÑO: 1986

Hace unos días conocíamos la noticia de que El Último de la Fila, tras 25 años de amistosa separación, se habían reunido para regrabar 24 de sus éxitos. Esto nos ha servido de excusa para desempolvar Enemigos de lo ajeno (1986). Bueno, en realidad cualquier pretexto es válido para volver a escuchar el que es uno de los mejores discos de la historia de nuestro pop-rock.

Este álbum es el segundo editado por el dúo formado por Quimi Portet y Manolo García. Un año antes vio la luz Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana. Pero el idilio del dúo barcelonés venía de tiempo atrás. García y Portet se conocieron en 1981 en el festival Rock de Lluna cuando el primero formaba parte de los Rápidos y el segundo de Kul de Mandril. Cuando la banda de García necesitó sumar a sus filas a un nuevo guitarrista, llamaron a Portet, el cual aceptó unirse al combo. Pero poco tiempo después el  grupo decidió disolverse. En 1983 y bajo el nombre de Los Burros, se editaba Rebuznos de amor, elepé que incluía canciones hoy míticas como “Huesos” o “Mi novia se llamaba Ramón”. Ese mismo año el dúo se encarga de producir el debut discográfico de Loquillo y los Trogloditas, el doble single Vaqueros del Espacio/Hawai 5-0. Además de la producción, Portet se encargaría de tocar la guitarra slide en la grabación y García de la ilustración de la portada. Cuenta Portet que para la edición del ya citado Cuando la pobreza entra por la puerta… García y el productor Rafa Moll insistieron en cambiar el nombre de la banda. Así nacía El Último de la Fila.

Con una extrañísima portada formada por un puzle de tres piezas que incluye un retrato pictórico de García, una foto de Portet y, en medio de ambos, la imagen en blanco y negro de un ser extraterrestre, Enemigos de lo ajeno es un 10 al cuadrado, pues está compuesto por diez canciones sobresalientes. Desde las exitosas “Insurreción” (ese dardo lanzado por García a la industria discográfica) o “Lejos de las leyes de los hombres” hasta temas más enrevesados como “Soy un accidente” o la favorita del que escribe, “Aviones plateados”, el álbum es una joya de principio a fin. Sin fisuras. Un disco  al que no le sobra absolutamente nada. Dos mundos aparentemente ajenos –el de García, que miraba hacia la música popular del sur de la península y la rumba catalana y el de Portet,  que hacía lo propio con la música rock y pop anglosajona y las vanguardias– se daban la mano en plena sintonía para crear un sonido propio, único e inimitable. Un trabajo con el que el dúo rompió la barrera entre lo alternativo y lo comercial, llegando al gran público sin concesiones y siendo a la vez avanzadilla en lo que a sonoridades experimentales se refiere.

El grupo siguió manteniendo un altísimo nivel en sus siguientes trabajos, hasta su disolución en 1998. Tras esto, Manolo García mantuvo en solitario una carrera con gran éxito comercial, sin dejar de lado su faceta como artista plástico. Quimi Portet, que ya editó en 1987 Persones Estranyes, siguió con una larga y excelentísima carrera en lengua catalana, dejando patente de dónde venía la faceta más surrealista y divertida del grupo y ejerciendo a su vez de productor de Albert Pla, claro heredero de ese universo artístico tan gamberro.

Hoy brindamos mientras degustamos por enésima vez este maravillos Enemigos de los ajeno, por dos viejos amigos que han decido volver a encontrarse para divertirse haciendo música juntos

Àngel de Custodio