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«El Corresponsal Espectador Anónimo»
Crónica del concierto de Pretenders – 30/06/2024

GRUPO: Pretenders
UBICACIÓN: Real Jardín Botánico Alfonso XIII (UCM)
FECHA: 30 de junio de 2024

GOD SAVE THE QUEEN

Tan solo dos semanas después de la visita del Rey del R&R, esta vez fue el turno de la Reina, su majestad Mrs. Chrissie Hynde.

Mi tercera (y ¿última?) noche del Botánico de esta temporada tuvo un broche de oro, qué digo, de diamantes, con una de las bandas que me volaron la cabeza cuando apenas entraba en mi adolescencia. Imaginaos con 13-14 años, en plena Transición, acudir a una tienda de discos y encontrarte en la sección de novedades con este material:  el primer LP de “Pretenders”, “The River”, “London Calling”, “Back in Black”, “Regatta de Blanc”, “Flesh & Blood”, “Glass Houses”, los singles “Going Underground”, “Boys Don´t Cry” … ¡qué afortunados fuimos!

La de hoy ha sido mi tercera “audiencia” con la de Ohio (no, no es inglesa), y la más especial, pues, esta noche, a diferencia de las otras veces, el nombre de Pretenders no estaba “camuflado” en el cartel entre otras bandas: la primera, en 1987, bajo el paraguas de los U2 del “Joshua Tree”, en uno de los conciertos más alucinantes a los que he asistido. La segunda, en 1999, precediendo a Texas, cuando el grupo de Sharleen Spiteri estaba en lo más alto.

Pero este domingo 30 de junio, no había “distracciones”.

Como es habitual en el Botánico, a la hora anunciada, con una puntualidad impropia de estas latitudes, la Sra. Hynde y sus tres Pretenderz (lo de la z final no es un error, así lucía en las pantallas) comparecieron en el escenario sin mayores aspavientos. Venían a hacer su trabajo, y por Dios que lo hicieron a conciencia, con una profesionalidad impecable.

La puesta en escena es simple: una banda de ROCK (con mayúsculas). No son necesarias luces de diseño, ni proyecciones ingeniosas y creativas: dos guitarras, bajo, batería y la portentosa y muy reconocible voz de Chrissie (sorprendentemente, el paso del tiempo apenas ha hecho mella en su timbre y en su tono). Cuatro músicos en el escenario, más que suficiente para propinar al personal una serie de 22 cañonazos, apenas sin respiro.

Comenzaron con “Let the Sun Come In” perteneciente a su último álbum, “Relentless” publicado en 2023. Pero a partir del tercer tema, “Kid”, incluido en su primer y excelente álbum de debut, ya fue imposible dejar de cantar, bailar y alucinar con la descarga musical y emocional que manaba del escenario. Mención especial para James Walbourne, cuyos solos de guitarra dejaron al personal en estado de shock permanente (inolvidable “Thumbelina”).

El setlist elegido para esta gira repasa prácticamente toda la trayectoria de la banda, incluyendo sus últimos trabajos, pero con especial hincapié en dos de sus discos más celebrados: el primero, publicado en 1980, y “Learning to Crawl”, de 1984. Eso sí, escogieron las piezas más genuinamente rockeras, dejando menos espacio a los temas más poperos; aunque no faltó un poquito de reggae (“Private Life”) ni tampoco se echaron en falta sus dos, digamos, “baladas”: “Hymn to Her” y “I´ll Stand By You”.

Y así transcurrieron en un suspiro 80 minutos de concierto, subidos a una montaña rusa emocional desde el minuto uno. Como cierre, reservaron un anfetamínico “Middle of the Road”, solo de armónica incluido. Para los bises, que no se hicieron esperar, vinieron los regalos y alguna decepción (por supuesto, desde mi perspectiva).

La decepción: saltarse “Brass in Pocket”, tema iniciático para muchos de los allí presentes, y que al menos en España, fue el pelotazo que les puso en el mapa.

Los regalos: “Stop Your Sobbing”, la versión de Kinks que supuso su debut discográfico en formato single, y “Mystery Achievement”, tema que cierra su muy mencionado primer álbum, y que rara vez hacían en directo.

Y a las 23:45 h, transcurridos noventa minutos justos desde el inicio, se marcharon por donde habían venido, casi con la misma discreción y falta de parafernalia que entraron, aunque supongo que con la sensación del deber cumplido con creces.

Quedó claro que Mrs. Hynde no es la mejor comunicadora del mundo, aunque no faltaron comentarios en inglés al público (y me consta que sabe un poquito de español), ni tampoco la más entrañable ni falsamente zalamera.

Pero también quedó claro que en este negocio juega en otra liga, y que muy poquitos están, ni estarán, a su altura.

Aquí seguiremos esperándola… hasta cuando S.M. quiera, Mrs. Hynde

P.D.

Que mal acostumbrados nos tienen algunos septuagenarios de New Jersey…

Luis Guilló
Corresponsal Espectador Anónimo… más de cuatro décadas viendo, escuchando y sobre todo, disfrutando de la música

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