“Yo quise ser un Ramone”
The Ramones – Ramones – 1976
GRUPO: The Ramones
TÍTULO DEL ÁLBUM: Ramones
AÑO: 1976
FOTOGRAFÍA: Roberta Bailey
Corrían los años 80 y yo lucía, orgulloso por demás, una melena que me llegaba, más o menos, a los hombros. Me gustaba, cuando andaba por la calle, pararme ante los escaparates y con disimulo apreciar el poder casi hipnótico de mi poderosa cabellera, ondearla al viento, dejar escapar un mechón que partiera mi mirada o recogerla con gran estilo detrás de las orejas. Era parte de mi insondable encanto, de mi sex appeal. Recuerdo que cuando reía, me gustaba echar la cabeza hacia delante, para a continuación, al devolverla a su sitio acompañar el gesto con mis dos manos recolocando tan magníficas crines.
¿Era feliz? Sí, sin duda. Pero todo se torció.
Esa primavera, recién cumplidos los 19 años, se torció. No fue una buena primavera. Un día, al levantarme de la cama, observé la almohada… ¡estaba llena de pelos! Más de los que por naturaleza podías perder en una noche. A partir de ese instante, me levantaba de la cama con miedo, mirando de refilón a la almohada como si al hacerlo así, el resultado pudiera ser otro. Pero no. Había pelos, muchos más de la cuenta. Decidí agarrar el toro por los cuernos y tomar medidas.
Pedí hora con el dermatólogo. Y allí fui con la esperanza de que un médico especialista pusiera freno a esa exagerada caída del cabello.
En la sala de espera estaba tranquilo: había hecho lo correcto.
La enfermera me hizo pasar a la consulta y mi decepción fue enorme. El dermatólogo que me iba a tratar era como una bola de billar con gafas de culo de vaso. Este segundo punto, todo sea dicho, me daba igual.
Antes aún de que me hubiera sentado, me espetó:
– ¡¿Su padre?!
Lo primero que me vino a la cabeza ante un tío tan faltón que sin venir a cuento mentaba a mi progenitor, fue decirle “el suyo más, calvo de mierda”, pero me contuve. Respiré y le repregunté a mi vez.
– Mi padre ¿¡qué!?
Recolocándose las gafas dijo.
– Que si su padre es calvo.
La oronda, bronceada y despeluchada cabeza de mi padre me vino a la mente.
– Sí, es calvo.
Su expresión lo dijo todo. Y en una epifanía telepática capté perfectamente lo siguiente: “¡Jódete, y bienvenido al club de los calvos!”.
Ahí se acabó la conversación y la consulta. Me recetó una loción diaria y un champú para utilizar cada tres días. Yo, disciplinado que soy y con cierto atisbo de esperanza en la farmacopea, adquirí los dos productos.
Ese mismo día me lavé la cabeza con mi nuevo champú y salí a la calle con un olor a azufre que hacía que los crucifijos se diesen la vuelta cuando pasaba por la puerta de algún templo. Con la loción era casi peor: su olor era aún peor, y anunciaba tu llegada un par de metros antes de que te hicieses presente; era una mezcla entre aceite rancio y pescado en mal estado y, para colmo, te dejaba el pelo como el de Chuky, el muñeco diabólico. Por si esto no fuera suficiente, me irritaba y desescamaba la piel produciéndome un insoportable picor y una ingente cantidad de caspa.
Al final, me rendí. Llevaba meses aprendiendo a tocar en quintas como hacían Los Ramones (primero porque lo hacían Los Ramones y segundo, porque en quintas, para un torpe, como yo, parecía más fácil subir y bajar por el mástil).
Desde que me compré el disco de Los Ramones siempre soñé con ser un “ramone” más. La alopecia dio al traste con mi sueño. Ahora ya solo me veo como el cantante de Celtas Cortos… “¡20 de abril, del noventa!”
¡¡¡¡¡ Qué pena más grande tu frustación!!!!!, pero qué risas has conseguido con tu crónica. Llorando de la risa. Hubiera dado lo que sea por estar al otro lado de uno de esos escaparates en los que buscabas tu reflejo.
Yo he tenido que recolocar también mis crines leyendo el artículo. No es tan malo ser calvo, como diría mi padre ahí tienes más sitio para que te besen. Y por si te sirve de ayuda me gustan más Celtas Cortos que Ramones, aunque aprendieras a tocar en quintas, eso siempre sirve. Esta crónica me ha alegrado la mañana, vaya «panzá» de reír. Gracias por hacerme empezar el día así.
Genial, simplemente genial jajaja. Estoy con Carmen y Mariu. Empezar la mañana con una crónica tan divertida y unas buenas risas, es una maravilla. Gracias
También llorando de risa…lo del azufre y los crucifijos…para que luego digan que donde hay pelo hay alegría…gracias chato del 20 de Abril
Más de lo mismo… Me he reído un rato largo. Genial y verídica la crónica… Es lo que tienen los genes que a veces te hacen la combinada cuatro.
Y tú se lo que quieras, Ramone o Celta, elige lo se te adecue a tu momento actual, al margen de las crines.
Si te sirve de algo yo he elegido ser Elle macphersonnnnn
No he podido evitar acordarme de Eduardo Mendoza. Meo de la risa, más de estas por favor!!!
Me he reído bien a gusto. Al ver la portada esperaba un artículo más sesudo, pero reconozco que ha merecido la pena. Esta página sigue sorprendiendo. Enhorabuena.
Los Ramones eran un puntazo. Yo, que era muy atrevidito, los vi en directo en el 81, con Los Rebeldes de teloneros. Fue su segundo concierto en Madrid. Yo tenía 14 añitos y allá que me fui con unos colegas. Fue mi primer gran concierto y por eso les tengo un cariño muy especial.
Que gran momento leyendo tu desdicha.
Nunca una alopecia desenfrenada me pareció tan apasionante.