«Capitán Haddock»
MC Solaar – Prose Combat – 1994
GRUPO: MC Solaar
TÍTULO DEL ÁLBUM: Prose Combat
AÑO: 1994
Una villa en la Costa Azul. Vista de una cala rocosa abajo tras la pineda. Mar azulísimo más allá. Vida mediterránea. Calor tórrido, placentero, pero casi en el límite de lo soportable, que te obliga a chapuzarte cada poco. Cuerpos dorados y un poco quemados en el borde de la piscina. Bañadores de colores. Cremas solares de aroma de fruta.
Nadamos intensamente en el mar. Remada y buceo alrededor de las rocas cercanas. Solo se oyen las cigarras y huele a pino y a salitre. Nos secamos al sol plácidamente suspendidos en el tiempo. ¿Necesitamos algo más?
Huimos de la frivolidad de las localidades de costa, de los restaurantes caros de gente guapa donde dejarse ver y ser visto. Nada nuevo. Lo hacía Françoise Sagan hace ya casi 80 años. Bonjour tristesse.
Al atardecer rosado, vino fresco local del mismo color del cielo y pastis con hielo. Ligero olor a humo de la barbacoa y brasas crepitantes. Luego, mucho más tarde, copas bajo las estrellas fugaces de San Lorenzo. Casi tortícolis para buscar esa llamarada de luz estelar. Y resulta que no son estrellas sino lluvia de meteoros que no fallan a su cita anual. Todos dicen olvidarse de pedir deseos. Suena desde algún lugar The great gig in the sky del Dark side of the moon.
Piden música francesa. Pasamos por los clásicos imprescindibles e imperecederos. Homenaje debido a Françoise Hardy este año en que se reunió con sus amigos en las nubes (“beaucoup de mes amis sont venus des nuages”). L’amitié. Un punto de melancolía.
Acabamos con Claude Honoré M’Barali o MC Solaar de nombre artístico. Rapero francés de la primera hora, artista ilustrado que iba a las bibliotecas a leerse Le Monde o Libération para ampliar su léxico y que, además de palabras, también absorbía influencias varias como el jazz, el funk o la chanson francesa. Nada que ver, pues, con el rap francés más duro de las banlieues del departamento 9-3, bien lejos de los fastos olímpicos parisinos.
Es un pequeño tesoro escuchar el álbum Prose Combat (1994) que estuvo desaparecido hasta 2021 tras un litigio de MC Solaar con Polydor. Las letras, poéticas, son muy buenas, si es que se pueden seguir dada la gran fluidez vocal del artista. Y si no se entienden, destaca la preciosa voz, barítono cool, de MC Solaar que baila en torno a atmósferas y ritmos instrumentales bien construidos.
De los títulos del álbum, en Obsolète Solaar reflexiona sobre el paso del tiempo de manera un tanto cómica. Le nouveau western incluye un sample de una canción de Serge Gainsbourg, interpretada con la bellísima Brigitte Bardot, asidua a esta costa donde pasó muchas temporadas en Saint-Tropez. Su estrella brilló en la Croisette de Cannes aquí cerca. Como la de Alain Delon, elegantísimo siempre, y también ahora arriba en las estrellas, tras haber pasado por aquí y bañarse en La piscina (1969).
Escuchamos la maravillosa Caroline, de su primer disco, recuerdo dolorido a esa chica que le dejó por un tipo que encontró en el metro y por la que MC Solaar reconoce una adicción tan fuerte como a todas las drogas.
Y cerramos con La nuit, la noche, cooperación de MC Solaar con el colectivo musical Bon Entendeur. La cálida voz de Claude MC nos acompaña de nuevo, deslizándose en un susurro y nos lleva a otro tiempo y otro lugar, al París nocturno de los 90. La canción es un canto de amor declarado a la ciudad que menos necesita que le canten. MC Solaar nos coge de la mano y deambulamos por locales (La Java, Les Pins, le Bobino) que no conocemos y nos presenta a sus amigos. Dice que quería salir de fiesta y que era una evasión, que estaba en todos los sitios y encontraba tipos raros. Y aunque no conozcamos esos locales ni el ambiente hip-hopero o grafitero parisino, da lo mismo. Porque la canción es también un canto a las noches mágicas de los 90. Y es que, cambiando sitios y personas, nosotros hacíamos igual y nos movía el mismo entusiasmo.
Empieza a clarear y se nos va acabando el verano. Es hora de apagar las últimas brasas e irse a dormir.