Capítulo 9 «Un Pingüino en mi Ascensor»
Varios – Tributo Amigos VinylRoute a Miguel Costas – 2024
GRUPO: Varios
TÍTULO DEL ÁLBUM: Tributo Amigos VinylRoute a Miguel Costas
AÑO: 2024
“Mario Encima del Armario: Crónica de un Desmadre Musical”
En los anales del surrealismo musical, donde las ocurrencias más disparatadas encuentran su hogar, Un Pingüino en mi Ascensor ha sabido construir un nicho propio con una mezcla de genio y desparpajo.
Su música es un escaparate de lo cotidiano elevado al absurdo. Un cruce improbable entre un Groucho Marx postmoderno y un Quevedo con sintetizador. Humor disparatado y la mala leche de un escritor satírico que han sabido navegar de la España del VHS y los casetes de doble pletina a la actualidad creando un género musical propio difícil de definir. En lugar de dar estocadas con un verso, te atacan con estribillos tan pegadizos que terminas cantándolos en la ducha de forma espontánea.
Por sus incontables éxitos musicales y, sobre todo, por la calidad humana que los define, decidimos en su momento darles un puesto en el gabinete de esta gran república musical: José Luis Moro, vicepresidente (Pingüipresidente) y Mario Gil como Ministro de Extranjería Nocturna.
Para el tributo a Miguel Costas que estábamos organizando, los intrépidos José Luis Moro y Mario Gil, volvieron a contestar mi llamada (sigo sorprendiéndome cada vez que escucho sus voces al otro lado), les propusimos el asunto y se sacaron de la manga una versión épica de Mario Encima del Armario.
Pongámonos en contexto: ¿cómo se pasa de la originalidad del recién nombrado Rey del Punk, Miguel Costas, a una adaptación libre inspirada en Qué Dolor de Raffaella Carrà?. Fácil, si eres Un Pingüino en mi Ascensor. Es decir, es absurdo, pero tiene sentido. Según nos confesaron José Luis y Mario, trabajaron el tema desde varios estilos –algunos tan peculiares que sólo existen en sus cabezas– antes de decidir que lo mejor era coger a Costas, darle un abrazo metafórico y meterlo de cabeza en una discoteca italiana de los 70.
El resultado es un hit, un temazo. Una pieza que empieza a sonar y convierte cualquier recinto en un derroche de confeti emocional. Guitarra eléctrica, teclados y sintetizadores que guiñan un ojo cómplice y un estribillo que podría cerrar un festival de verano… o una boda en Torrelodones. ¡Maravilloso!
La versión es como una poción mágica. Conserva el espíritu de Miguel Costas, humor un tanto absurdo lleno de intención, y lo adereza con una base rítmica que parece pedirte que termines el tercio, subas al escenario y te lances al público.
Exactamente lo que ocurrió en su presentación en directo: nadie quedó indiferente porque la canción tiene poderes hipnóticos. Los que allí estuvimos pudimos contemplar a personas desatadas haciendo pogos, lanzamientos desde el escenario y en un alarde de auténtico espíritu punk, como dos intrépidas asistentes decidieron que era el momento perfecto para subir la temperatura (y sus camisetas).
No sabemos si Miguel Costas imaginó alguna vez que sus letras acabarían convertidas en un homenaje tan loco y brillante como este. Lo que sí es seguro es que Un Pingüino en mi Ascensor ha sabido tomar su obra, darle una vuelta de tuerca –o veinte– y devolverla al mundo con un espíritu renovado y un guiño de complicidad.
Esta canción no sólo es un éxito, es una declaración de principios: la música no tiene por qué tomarse tan en serio para ser inmensa. Y si Mario Encima del Armario no te arranca una sonrisa y unas ganas locas de bailar, quizá deberías revisar si todavía tienes alma.
Para los que quieran la edición en glorioso vinilo, os dejamos el Enlace a la tienda
Preciosa crónica!! Impresionante versión!! Cuando la escuchas te olvidas de la original y sientes que esta siempre ha existido.