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“Soy asquerosamente guapo”
Los Rodríguez – Hasta luego – 1996

GRUPO: Los Rodríguez
TÍTULO DEL ÁLBUM: Hasta luego
AÑO: 1996
DISEÑO: Óscar Mariné
FOTOGRAFIA: Luz Verieck

Soy guapo.  Asquerosamente guapo. Y viril. Extremadamente viril. Y soy guapo por mérito propio. Porque además de guapo y viril, soy hábil e inteligente y llegué el primero al reparto de genes. Elegí entre todo un abanico de posibilidades y a fe mía que elegí bien. Moreno de tez y de pelo (tengo para dar y tomar). Rozo el 1,90 y tengo unos ojos azules que son como mirar al mar en un día despejado.

Ya desde el colegio, mi belleza hacía vibrar a mis profesoras (hasta 1º de BUP el colegio era solo para chicos). Recuerdo a la señorita Conchi que nos dio clasede Religión en 5º de EGB. Todos los días me hacía salir a la pizarra. Me preguntaba los Diez Mandamientos y cuando llegaba al sexto, cerraba los ojos, cruzaba las piernas y apretaba los muslos rítmicamente. En ese momento, no entendía por qué lo hacía.

Seguí creciendo, y mis rasgos se fueron acentuando: mi mandíbula se cuadro más aún, mi nariz era comparable a la del David de Miguel Ángel, y cuando sonreía se me formaban hoyuelos en los carrillos y dejaba ver unos dentadura nacarada que con el sol deslumbraba. Mi cuerpo, sin hacer más deporte del que practicábamos en clase de Gimnasia, se fue cincelando y hasta con ropa se podían intuir unos hombros rectos, bien formados, unos brazos y piernas musculados (sin pasarse) y unos abdominales que bien podrían usarse para rayar queso.

En el primer curso de BUP, entraron, por fin, chicas en el colegio y se pegaban por sentarse a mi lado. Al final, se pusieron de acuerdo e idearon un organigrama para ir sentándose por turnos. Tres de ellas se me desmayaron cuando en Biología nos explicaron la reproducción humana; dos, apenas se podían sentar pues resbalaban de sus asientos; y una, a la que recuerdo con más cariño, decidió tomar los hábitos, consciente de la imposibilidad de acceder a mis favores, consciente de que nunca se conformaría con menos de lo que había conocido.

Una noche, en el viaje de fin de curso, mientras los demás chicos de la clase se emborrachaban y vaciaban los extintores del hotel, yo invité a cinco de mis compañeras a mi habitación. La recibí con mi habitual batín de seda granate y unos “negronis”. La primavera (reconozco que no soy perfecto) quiso que mientras saboreábamos nuestros cócteles estornudase. A dos de las chicas les bajó la regla y las otras tres perdieron su virginidad.

Y hablando de virginidad. Yo era virgen, obvio, por deseo propio. Las chicas no se creían que alguien con mi egregia personalidad y tan singularmente atractivo no hubiera conocido mujer, pero, la verdad, no encontraba a ninguna que estuviera a mi altura a la hora del ayuntamiento.

Con el tiempo, recapacite y me decidí a regalar mi preciado tesoro. La tarea, como me demostraron los hechos, se tornó imposible. Cuando la joven elegida me vio despojarme de la camisa, tuvo varios orgasmos simultáneos. Cuando me quite los pantalones, quedó embarazada, y cuando le fui a dar el primer beso, se puso de parto… de trillizos.

Heme aquí, virgen y buscando ninfa para desflorarme, que descubrí la música y con ella a una banda que estaba de moda por aquel entonces: Los Rodríguez. Estaban en la cresta de la ola cuando optaron por despedirse con Hasta luego, una recopilación de sus mejores temas en directo. Que ¿por qué se separaron? Por mi culpa. Ya digo que me aficioné a su música y empecé a ir a sus conciertos. Cuando entraba en la sala, el público empezaba a mirarme, con disimulo primero, a los dos minutos descaradamente: dejaban de mirar al escenario y solo tenían ojos para mí. Imitaban mis bailes, coreaban los temas que yo coreaba y aplaudían solo cuando yo lo hacía. Recuerdo ver llorar a Calamaro y golpearse con el mástil de su guitarra a Ariel Rot.

Al finalizar el último concierto al que acudí, la banda entera bajo a hablar conmigo y me pidieron por favor que no asistiera a la grabación del que habían decidido fuese el último álbum del grupo. Rogaron y rogaron y terminaron por convencerme. Les deseé buena suerte y me fui entre los silbidos y piropos subidos de tono de Calamaro, Rot, Infante y Vilella.

Cada vez que oigo ese disco, me acuerdo de aquellos días y de que mi virginidad sigue intacta. He pedido horas con varias sexólogas, pero se niegan a atenderme por miedo a que las fecunde con mi sola presencia. La verdad, ya no sé qué hacer. Si a alguien se le ocurriese una solución que contacte conmigo.

Firmado:
Un hombre asquerosamente guapo, pero profundamente desesperado

 

10 thoughts on ““Soy asquerosamente guapo”
Los Rodríguez – Hasta luego – 1996

  1. La que está llorando soy yo ????, pero literal. Buena manera de empezar un viernes, a carcajadas. Entre el corresponsal Indie y este cronista muero de risa. Y que hay mejor que eso? Gracias VinylRoute

  2. Estoy dudando entre poner SIN COMENTARIOS, o (y como supongo que aquí no hay censura) pedirle al cronista el teléfono de su «dealer» porque lo suministrado a la vista de los efectos es de buena calidad. Madre del Amor hermoso!!!!!
    En fín, que me he reído un montón. Felicidades al cronista.

  3. Llorando de la risa estoy con tu crónica, tío buenorro…porque escribes en español, que si no pensaría que eres el mismísimo Brad Pitt ??

  4. Amigo buenorro-desesperado, por razones bien distintas yo tuve tu misma desazón y entiendo lo difícil que es vivir sin poder compartir tu simiente. Piensa, que a lo mejor, Dios no te ha llamado por ese camino y te empuja sutilmente al hermafroditismo con el fin de crear seres perfectos en lo físico y borbónicos en lo intelectual, por eso de la consanguinidad. Explora esa vía y nos cuentas.

  5. No se cómo Los Rodríguez no te han demandado, está claro que son unos tíos súper majos!!!
    Espero que hayas dejado de hacer sombra con tu presencia, ya que supongo que los años habrán pasado cierta factura a tu físico. Si así fuera, haznoslo saber, a ver si hay suerte y llega a oídos de este grupo que me encanta y retoman su carrera!!
    Tío asquerosamente guapo me has hecho reír un ratejoooo

  6. Pobre Narciso incomprendido… incapaz de encontrar una abeja para libar su néctar… mientras tanto confío en que, amparado en la música, encuentres consuelo a tu desesperación

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